Los independentistas del Partido Nacionalista Escocés (SNP) hicieron ayer historia al convertirse por primera vez en el partido mayoritario del Parlamento de Holyrood. Un solo escaño de ventaja bastó al SNP para acabar con 55 años de dominio laborista en Escocia y acercar por primera vez a un separatista, Alex Salmond, a las puertas del Gobierno. "Escocia ha cambiado para bien y para siempre", declaró Salmond tras conocer los resultados.

Los cuarteles generales laborista y nacionalista vivieron ayer una jornada de infarto, enturbiada además por un cómputo caótico de los votos. Tras largas horas igualados y disputándose la mayoría del Parlamento, no fue hasta minutos antes de las seis de la tarde cuando se supo que el SNP se hizo con 47 escaños y los laboristas, con 46.

Para el SNP, que logra sumar 22 diputados a los 25 que tenía hasta ahora, se trata sin duda del mejor resultado de su historia. Al igual que en Inglaterra y Gales, los laboristas lograron, por su parte, contener una derrota que las encuestas vaticinaban mayor, pero no por ello menos dolorosa. Hacía más de medio siglo que los laboristas no perdían unas elecciones en su bastión tradicional y, por primera vez desde la instauración de las instituciones autonómas en 1999, el partido gobernante en Londres no será el mismo que en Edimburgo.

Los 47 escaños logrados por los nacionalistas los mantienen alejados de la mayoría absoluta, con lo cual deberán formar una coalición. No se sabe cuándo lo harán pero sí cuál será la primera puerta a la que van a llamar: la de los liberaldemócratas (16 diputados), que han gobernado con los laboristas hasta ahora. Aún así, nacionalistas y liberaldemócratas necesitarán el apoyo de al menos dos diputados de los Verdes para sumar los 65 escaños necesarios.

La formación de un frente antiseparatista que integre a laboristas, conservadores (17 escaños) y liberales demócratas es una ecuación posible, aunque muy improbable. "Dirigiremos Escocia con humildad pero con pasión", afirmó Salmond.