La noticia de que Mariano Rajoy había sido el designado por José María Aznar para sucederle, ocupó la atención de los barones socialistas reunidos en Santillana del Mar. "Fíjate, se lo ha montado para tener las portadas de cuatro o cinco días seguidos", le comentaba el presidente andaluz y del PSOE, Manuel Chaves, al presidente aragonés, Marcelino Iglesias, en los lavabos del parador de turismo.

La información había ocupado la atención de los dirigentes socialistas en la parte final del encuentro. Al final, todos salieron con la lección aprendida: "Rajoy, será un buen jefe de la oposición", proclamaron el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y el de la Junta de Castilla-La Mancha, José Bono. "Supongo que Rajoy estará contento; yo también lo estoy", dijo, sonriente al final de la jornada, José Luis Rodríguez Zapatero.

El hecho diferencial llegó con la voz de Pasqual Maragall. "La reunión de hoy ha hecho adelantar los planes del PP, nos ha contraprogramado. En la práctica, la designación supone que Aznar ya no existe", afirmó rotundo. Una opinión de la que discrepaba un diputado del PSOE. "Rajoy será una marioneta en manos de Aznar, que podrá seguir mandando por persona interpuesta", afirmaba éste.

La llegada del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, coincidió con la presencia de unos 20 turistas castellano-manchegos. Estos le recibieron con enfervorizados gritos de "¡Bono, Bono!". La escena, grabada y editada por la televisión autonómica, impresionaba y convertía a Bono en el protagonista estelar del cónclave socialista.