María Porto, la novia del ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos, despidió a una empleada de la galería de arte que dirige porque estaba embarazada y le había sido diagnosticada una baja por riesgo de aborto. La justicia declaró nulo el despido, pero Macarena Gavira, que dirigía la sección de obra gráfica de la galería Marlborough, fue despedida de nuevo dos días después de reincorporarse.

Para el segundo despido, Porto, directora de la galería, adujo que Gavira desatendía "las órdenes" de sus superiores y alteraba las actividades de la galería. La despedida asegura que protestó al ver que su puesto había sido ocupado por otra persona y que incumplió la sentencia de readmisión al encomendarle hacer "un inventario del archivo".

La cadena de hechos comenzó el 17 de octubre del 2003, cuando Macarena Gavira acudió a urgencias al sentir molestias por su embarazo. El diagnóstico fue riesgo de aborto y la prescripción, reposo absoluto. Gavira comunicó por burofax a la Marlborough su situación y el certificado de baja el 24 de octubre.

"AUSENCIAS" Una semana después, mediante una carta firmada por María Porto, la galería comunicó a Gavira su despido. Las razones que adujo Porto para prescindir de su empleada obedecían "al volumen de ausencias que se van a producir por su periodo de reposo, derivado de su situación de baja médica", reza la carta firmada por la novia del ministro de Fomento.

En el juicio celebrado el 3 de febrero, la Marlborough reconoció la nulidad del despido y readmitió a la trabajadora en las mismas condiciones que tenía. Pero la readmisión duró sólo dos días. El 6 de febrero Porto firmó otra carta de despido en la que se acogió a la insubordinación de su empleada para volver a echarla.

"ERRORES" Porto se negó ayer a comentar este asunto. El abogado de la galería, Eugenio Romero, reconoció a este diario "los errores en las formas" del primer despido, pero consideró "impecable" el segundo.

Romero aseguró que Gavira "ya iba a ser despedida antes de quedarse embarazada" porque "no cumplía las expectativas de la empresa para ese puesto". Y argumentó que la empleada "ha usado su embarazo" y la condición de Porto de "personaje público" para "enredar". Para "probar" que no subyace "discriminación" en el despido, el abogado recordó que hay otra embarazada en la galería. La justicia debe decidir ahora si la readmisión se ajustó a las condiciones fijadas en la sentencia y si procede el segundo despido.