Hasta ahora, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, sostenía que hasta que la distancia entre socialistas y populares no superara los ocho puntos en las encuestas la situación no sería irreversible. Pues bien, el momento ha llegado. La huelga general y los últimos recortes sociales han hecho aún más profunda la fosa en la que se hunden las expectativas electorales del PSOE desde febrero.

La distancia entre las dos fuerzas es ya de 13 puntos, cinco más que en mayo, según el barómetro de invierno elaborado para los diarios de Grupo Zeta por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP). Así, de celebrarse ahora los comicios, el PP tendría garantizada la mayoría absoluta, con entre 178 y 182 escaños.

El nuevo barómetro también revela una inflexión en el comportamiento de los votantes respecto al PP. Hasta ahora, el ascenso de los conservadores se alimentaba de la caída de los socialistas, pues los populares apenas experimentaban crecimiento propio. Ahora se encaraman hasta el 44,5% de los votos, cinco puntos más respecto a las generales del 2008.

La hemorragia de votos socialista no parece tener fin. Ni siquiera la percepción favorable que tienen los ciudadanos de cómo resolvió el Gobierno la crisis de los controladores tiene efecto en la encuesta, realizada entre el 15 y el 17 de diciembre, la semana posterior a la huelga salvaje y la declaración del estado de alarma. El PSOE toca fondo, con una estimación de voto del 31% (entre 120 y 124 diputados), una de las más bajas de la democracia. Pero la debacle puede agravarse aún más si José Luis Rodríguez Zapatero mantiene su compromiso de alargar a finales de enero la edad legal de jubilación y los sindicatos convocan un nuevo paro, lo que puede llevar al Ejecutivo a plantearse incluso un adelanto electoral.

Los recortes sociales siguen empujando también al electorado de izquierdas del PSOE hacia IU e ICV. Ambas fuerzas (el Barómetro las agrupa en una marca) duplican el número de votos obtenidos en las legislativas del 2008, lo que les permite romper el maleficio de no superar el mínimo para obtener diputados en varias provincias. Según el sondeo, con el 7,4%, pasarían de los dos escaños actuales a entre 13 y 15. Una cifra muy similar a la que lograría CiU (15 o 16), tras una lenta y constante progresión de esta fuerza política que en los anteriores comicios cosechó solo 10.

UPD, el partido encabezado por Rosa Díez, sufre un ligero retroceso respecto a los resultados de anteriores barómetros, pero mantiene el 4,2% de los votos, lo que le permitiría obtener entre cuatro y cinco diputados, frente al raquítico único escaño logrado en las últimas elecciones generales. Y el voto en blanco sigue al alza. Los ciudadanos que expresan así su descontento con el panorama político son el 8%.