La coordinación policial "fue un desastre" e impidió controlar a algunos autores de la matanza del 11-M. Así lo reconoció ayer ante la comisión parlamentaria de investigación Ignacio Astarloa, número dos del Ministerio del Interior cuando su titular era Angel Acebes. Pese a definirse como "la persona mejor informada", Astarloa aseguró que no tuvo "la más mínima noticia" de la trama de delincuentes asturianos que robaron la dinamita y la vendieron a los autores del 11-M.

El exsecretario de Estado del Interior y actual diputado del PP intentó demostrar que el Gobierno no mintió al atribuir la autoría del atentado a ETA. Aunque la investigación ha descartado la participación de etarras, Astarloa mantiene su conjetura. "A día de hoy yo no he descartado, de verdad, la relación de ETA con este atentado", aseguró.

Para sustentar su "hipótesis" manifestó que aún se encuentra "impresionado" por el hecho de que dos etarras hubieran robado un coche en Avilés, en la calle donde vivía Emilio Suárez Trashorras, y lo hicieran estallar el 3 de diciembre del 2002 en un párking de Santander. "Casualidad más casualidad suma cien", apuntó, pese a reconocer que "la dinamita no era goma-2". Astarloa pidió al Gobierno socialista que "llegue hasta el final en la investigación del papel de ETA, porque miles de ciudadanos no consideran que sean bobadas".

RESPONSABILIDAD A preguntas de Emilio Olabarría (PNV) reconoció fallos de "coordinación policial" que impidieron seguir las actividades de los islamistas y de los confidentes asturianos implicados en el robo y venta de la dinamita. "Lo ocurrido no es eficacia policial, es un desastre", dijo. Pero pidió que "no se meta en la lavadora a las fuerzas de seguridad del Estado y que no se mezcle la ropa blanca y la de color".

Cuando Gaspar Llamazares (IU-ICV) le preguntó por la trama del explosivo, invocando su responsabilidad política como coordinador policial, Astarloa contestó que "el secretario de Estado no puede saber cómo se desarrollan miles de operaciones". También consideró "injusto" que le pidan cuentas por ignorar la existencia de la trama asturiana.

Astarloa pidió ser "el primero" en conocer los fallos que ha ido detectando la investigación. Y admitió que, a la vista de la falta de control de los explosivos en las minas asturianas, se le podrían "sacar un poco los colores" por criticar a las autoridades francesas cuando ETA robó en un polvorín del país vecino.

BUSQUEDA DE LAMARI En respuesta a Jaime Ignacio del Burgo (PP), el compareciente aseguró que había transmitido a los mandos policiales la información del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para que localizaran al argelino Allekema Lamari, cuya pista se perdió tras salir de prisión. El CNI le consideraba peligroso y resultó ser uno de los jefes de la célula del 11-M.

Astarloa admitió que la policía de Madrid pudo dejar de vigilar a Serhane ben Abdelmajid Fajet, El Tunecino , unos días antes del atentado. Pero aclaró que, de ser así, los agentes habrían sido destinados a velar por la seguridad de las elecciones del 14 de marzo, no la boda del príncipe Felipe y doña Letizia.

Las preguntas que le formuló el socialista Juan Luis Rascón le animaron a dar un paso más y declarar que "tampoco hubo imprevisión" del Gobierno ante la amenaza de Al Qaeda. "Algunas alertas a las Fuerzas de Seguridad eran de mi puño y letra", afirmó, antes de lamentar que la comisión no haya pedido analizar el plan de la Guardia Civil contra el terrorismo islamista.