Unos obreros se toparon ayer con un zulo de ETA cuando trabajaban con la excavadora en un camino que une Los Molinos y El Escorial, a unos 50 kilómetros de Madrid. La Guardia Civil está analizando el material encontrado para determinar la antigüedad del escondite, pero, a primera vista, los agentes consideraron que se trata de un zulo abandonado de ETA.

Los etarras tenían guardado en bolsas una pistola Walther 7,65 --habitualmente ETA utiliza Parabellum--, tres cargadores y un silenciador; un recipiente con un kilo de una sustancia que la Guardia Civil supone que es nitrato amónico --que sirve para fabricar explosivo amonal--; cuatro detonadores; pinzas de comprobación del circuito; instrucciones en euskera, una pala pequeña y un cubo de plástico. Los agentes intentarán localizar huellas o cualquier pista de los terroristas que lo guardaron, además de rastrear la zona próxima por si hubiera más material escondido.

Si el instituto armado confirmara su sospecha de que el zulo estaba inactivo, se podría descartar que los etarras lo hubieran utilizado para cometer el último atentado perpetrado por la banda en Madrid, hace cuatro meses. En febrero, los terroristas colocaron una furgoneta bomba en el parque ferial Juan Carlos I que no causó víctimas, solo daños materiales. El vehículo fue robado en Navalagamella, a unos 20 kilómetros del escondrijo hallado ayer.

El anterior zulo se encontró, también de manera fortuita, en la localidad guipuzcoana de Ordizia el pasado febrero. En aquella ocasión, un bidón guardaba desde hacía más de 10 años unos ocho kilos de dinamita en mal estado, una pistola, cartuchos y manuales de la banda terrorista.

Poco antes de que los operarios de la obra llamaran a la Guardia Civil para comunicar semejante hallazgo, un artefacto pirotécnico de fabricación casera explosionó ante la puerta de la casa de un agente de la Ertzaintza en Barakaldo (Vizcaya).

Según informó el departamento vasco de Interior, el propio agente descubrió, al salir de su casa, los restos del explosivo, que estaba compuesto por una botella con líquido inflamable, pólvora y varios petardos. La Ertzaintza explicó que el artefacto no llegó a estallar en su totalidad. El consejero de Interior, Rodolfo Ares, se puso en contacto con el agente para transmitirle su "apoyo y solidaridad".

MAS SEGURIDAD También el lendakari, Patxi López, se apresuró a condenar el ataque tras la reunión extraordinaria del consejo de Gobierno celebrada en Gernika. "Hechos como este --dijo López-- lo único que consiguen es que nos reafirmemos, cada vez más, en esta determinación absoluta de combatir a quienes atentan contra nuestros más elementales derechos, y utilizar todas nuestras capacidades para acabar con la violencia, en todos los frentes".

Precisamente ayer, el Gobierno vasco aprobó destinar 2,5 millones de euros para reforzar la seguridad de las comisarías y para dotar de material de protección a los agentes.