El alboroto desatado por el intento de hacer cooficial el euskera en una etapa del Tour de Francia no fue inocente. Acredita que en la imperiosa lucha contra el terrorismo no es oro todo lo que reluce. Lo que huela a vasquismo radical --aunque sea pacífico-- es otro enemigo a batir. La asociación Batasuna que contrató con el Tour es legal en Francia, por mucho que comparta etiqueta con la proscrita formación Batasuna. Si delinque, que sea perseguida. Pero vindicar el euskera es loable, salvo para los que opinan que ejercer de vasco es delito.