Una docena de firmas españolas que realizaban exportaciones a Irak con cargo al programa Petróleo por alimentos de la ONU vieron suspendidos sus contratos y actividades por la guerra. La cuantía de esos contratos se estima en unos 70 millones de euros. La invasión forzó a la ONU a retirar de Irak a sus supervisores. Empresas como Uralita, que disponía de un contrato de unos 25 millones de euros para suministrar sistemas de regadío, había enviado y cobrado 710 de las 1.030 máquinas contratadas para regar unas 28.000 hectáreas.

La guerra impidió que otros 200 aspersores llegaran a su destino. Los contenedores pasaron la frontera de Jordania, pero quedaron en tierra de nadie. El resto del material se encontraba listo para ser embarcado en el puerto de Valencia. "¿Qué pasará con esos contratos?", era la pregunta que el responsable de Uralita, Antón Riestra, formulaba al comisionado español, Fernando Díez Moreno, el pasado jueves. Díez Moreno le pidió que tuviera paciencia. Horas después, la ONU notificaba que ejecutarán los contratos suspendidos a través de sus agencias.