MADRID. La falta de colaboración de los bancos y la imposibilidad de controlar la cada vez más alta financiación de consistorios y parlamentos son las deficiencias principales halladas por el Tribunal de Cuentas en la contabilidad de los partidos en el 2001. La financiación a los partidos para gastos ordinarios fue de 149,6 millones de euros, 25.000 millones de pesetas. EFE