La capilla ardiente del histórico dirigente del PNV Gorka Agirre, fallecido el viernes, permitió observar ayer un gesto de acercamiento de la izquierda aberzale, que envió una nutrida delegación encabezada por Arnaldo Otegi, hacia la familia nacionalista. Mientras la mayor parte de los dirigentes nacionalistas recordaron al desaparecido dirigente como un "honesto" trabajador por la paz, Otegi prefirió anunciar que los suyos, hoy fuera de la legalidad, trabajarán por lograr una unidad de acción entre las fuerzas soberanistas.

El cuerpo de Gorka Agirre, fallecido a los 60 años a consecuencia de un cáncer, fue velado con todos los honores por numerosos miembros de su partido, incluidos el lendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, y el presidente de la organización, Iñigo Urkullu, así como por sus predecesores, José Antonio Ardanza y Xabier Arzalluz. La capilla, instalada en la sede central del PNV, en Bilbao, fue visitada por gran número de representantes políticos, como el consejero de Justicia en funciones, Joseba Azkarraga (EA), el excoordinador general de EB, Javier Madrazo, y el que fuera gobernador civil de Vizcaya, el socialista Daniel Arranz.

Sin embargo, la delegación de la izquierda aberzale fue la que más expectación despertó. Otegi acudió acompañado de Tasio Erkizia y Jone Goirizelaia para transmitir sus condolencias a Ibarretxe y conversar con Xabier Arzalluz y Joseba Egibar. Otegi aseguró en declaraciones a los medios de comunicación que la izquierda aberzale seguirá intentando, "por el bien del país", que los aberzales "puedan seguir trabajando en común" con el objetivo de lograr la paz "y una solución democrática" al conflicto vasco. Explicó, además, que su presencia pretendía ser "un homenaje" a Agirre, "un aberzale íntegro y honesto".

El fallecido dirigente del PNV había estado al frente de las relaciones internacionales del partido durante 15 años y fue uno de los artífices del pacto de Lizarra, el acuerdo entre todas las fuerzas nacionalistas que propició la tregua de ETA en 1998.

La medida precipitó el fin de los gobiernos de coalición entre PNV y PSE y, de paso, la defunción del pacto de Ajuria Enea, de unidad de las fuerzas democráticas frente a los terroristas.

Agirre era considerado el dirigente del PNV que mejor conocía las interioridades de la banda terrorista. En el 2006 fue imputado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska por presunta implicación en la red de extorsión de ETA, cargos que le retiró Baltasar Garzón en el 2008 tras declarar que "jamás" recaudó fondos para la banda terrorista. Pese a la distensión política, el enfrentamiento sigue siendo palpable. Ayer mismo, Tasio Erkizia publicó un artículo en el que afirmó que la oferta realizada por el PNV al PSE para conformar un Gobierno vasco de coalición "borra de un plumazo" lo que consideró "tímida trayectoria soberanista" de Ibarretxe.

El veterano dirigente de Batasuna escribía que el PNV siente un "odio visceral" por la izquierda aberzale.

CONVERSACIONES DEL PSE Y PP El secretario general del PSE de Alava, Txarli Prieto, confirmó que las conversaciones con el PP están abordando la designación del partido que presidirá el Parlamento vasco, una de las demandas populares. El dirigente socialista admitió que se trata de una cuestión sensible, ya que este órgano tiene "una importancia fundamental para un nuevo liderazgo de la política".

Explicó también que el PSE está hablando con el PP "de materias que preocupan a ambos partidos", y enumeró la educación y la lucha antiterrorista, al tiempo que apostó por utilizar la capacidad de deuda del Gobierno vasco para afrontar la actual crisis a través de diversas inversiones en infraestructuras y sanidad pública.