Después de haber copatrocinado la guerra contra Irak, el Gobierno español intenta ahora mantenerse al margen de la tormenta política que ha estallado en EEUU y el Reino Unido por supuestas manipulaciones de pruebas contra Sadam Husein. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, alegó ayer que la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, que sirvió como principal argumento para la guerra, fue una "constatación" de los inspectores de la ONU y no una invención de EEUU, Reino Unido y España.

Palacio se mostró convencida de que las armas existen y de que "van a aparecer". Y no consideró necesario indagar sobre las denuncias de falseamiento de pruebas que se investigan en Washington y Londres. Sólo dijo que el Ejecutivo seguirá la polémica.