Un mes antes de que acabara el plazo fijado por la ley, los documentos incautados a la Generalitat catalana al final de la guerra civil salieron de Salamanca. La operación se llevó a cabo ayer cuando aún no había amanecido, lo que facilitó la ausencia de curiosos y que no hubiera ciudadanos protestando, pese a la instigación a la resistencia que ha hecho el PP.

Los papeles salieron en carretillas a manos de funcionarios del ministerio y fueron cargados en dos furgonetas. Sólo el alcalde, Julián Lanzarote (PP), intentó una última maniobra de bloqueo al presentar una denuncia en el juzgado de guardia y un recurso para que la Audiencia Nacional retenga los papeles en la cámara acorazada del Ministerio de Cultura, en la que fueron guardados hasta su próximo viaje a Barcelona.

Los partidos, sindicatos y personalidades favorables a la reparación de esta deuda histórica contuvieron el entusiasmo ante lo que calificaron como "acto de justicia". Dieron más valor al cumplimiento de la ley y, como el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, expresaron su respeto "a las autoridades españolas que lo han hecho posible y a la ciudad de Salamanca". Maragall fue de los primeros a los que la ministra de Cultura, Carmen Calvo, informó el martes de la fecha del traslado.

ANTES DEL LUNES Las 500 cajas que viajaron a Madrid --que representan apenas el 3% de los fondos del Archivo de la Guerra Civil-- permanecerán en las dependencia ministeriales hasta el lunes a más tardar. Ni Calvo ni la consejera catalana de Cultura, Caterina Mieras, quisieron anunciar el día en que llegarían a Barcelona, también por carretera. "Cuanto antes mejor", dijo la ministra, que rechazó vincular el traslado de los legajos con las negociaciones sobre el Estatuto.

"Si hubiéramos tenido algo que ocultar --afirmó-- hubiéramos procurado que no coincidieran ambos asuntos". Sin embargo, en medios gubernamentales no fue bien recibida la decisión del Ministerio de Cultura --tomada formalmente por una comisión de técnicos de las administraciones central y catalana-- de que ambos asuntos coincidieran en el tiempo, cuando el plazo tope era el 19 de febrero. La urgencia viene impuesta porque el día 25 se inaugurará en el Palau Moja de Barcelona una exposición de unos 80 papeles representativos del material incautado. Antes habrá un acto solemne de recepción que presidirá Maragall.

Calvo negó que la decisión de dejar siete cajas en el Archivo de Salamanca se hubiera tomado la víspera. Se trata de material que el ministerio considera que no se ajusta a lo que dicta la ley, es decir, que no son papeles de la Generalitat. Esta medida, dijo Mieras, "no deja resquicio a la duda para que no prospere ningún tipo de litigio legal".

LA "VERBENA" CATALANA Julián Lanzarote, que hasta la fecha ha fracasado en los múltiples recursos judiciales que ha interpuesto, se mostró "abatido" por lo que calificó de "expolio" del Archivo. Dijo estar "satisfecho" con su trabajo y que Cataluña prepara una "especie de verbena y jolgorio" para recibir un "botín de guerra". Y no se refería a la guerra de 1936, sino a la "humillación" que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha causado a Salamanca por un "cambio de cromos". "Hoy ha triunfado el chantaje político puro y duro", aseveró, ya que "Carod- Rovira saca todos los días la llave de la gobernabilidad".

La ministra de Cultura prefirió no contestar a las afirmaciones de Lanzarote, de la consejera castellanoleonesa o de otros cargos que criticaron la decisión. Tras diferenciar entre la "tranquilidad" de los salmantinos y la "crispación" de su alcalde, Calvo denunció la "deslealtad" del alcalde de Salamanca, que se ha "extralimitado notablemente" en sus funciones, por ejemplo al denegar el uso de la calle a las furgonetas oficiales.