Se rozó la unanimidad, pero pervivió la división en el primer pleno que el Parlamento vasco ha dedicado a las víctimas del terrorismo. Porque si todos los partidos menos Aralar y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) firmaron una petición de perdón "por el desamparo y el olvido" que las víctimas han sufrido durante años, quedó claro que las diferencias se mitigan pero no desaparecen.

De hecho, los bloques entre las fuerzas del Gobierno vasco por un lado (PNV, EA y EB) y socialistas y populares por otro se reprodujeron al tocar temas muy concretos. Así, el Plan de Paz y Convivencia, que presentó el Ejecutivo de Juan José Ibarretxe, o las subvenciones a los familiares de presos para que acudan a visitarlos volvieron a propiciar los habituales enfrentamientos.

PROPUESTA DE ARALAR Otro tanto sucedió con una iniciativa de Aralar, que prosperó gracias a los votos del tripartito y la abstención del PP, y que compromete a la Dirección de Víctimas del Gobierno a remitir al Parlamento un informe exhaustivo sobre las víctimas ocasionadas por la extrema derecha y por el GAL. El estudio deberá estar listo antes del 31 de marzo del 2008.

El ambiente previo a la simbólica sesión de ayer en la Cámara vasca llegaba caldeado por la polémica que ha originado la propuesta de Ibarretxe para realizar una consulta a los vascos el 25 de octubre del 2008. Pero la detención de la cúpula de Batasuna enfadó especialmente a las diputadas de EHAK. La portavoz del grupo, Itziar Baztarrika, anunció que su intención había sido tomar parte en el debate, pero que el "uso de la violencia" contra la izquierda aberzale les llevaba a ausentarse.

La breve intervención fue denunciada por el popular Santiago Abascal como "la voz de los verdugos". Algunas víctimas que asistían al pleno no quisieron escuchar a EHAK.

Aunque hubo interés por lograr acuerdos --de hecho se pactaron 20 propuestas de resolución-- la tensión fue patente durante el pleno. El PP no ahorró dardos contra el lendakari y los partidos del Gobierno, y el peneuvista Iñigo Urkullu le llamó "mezquino". También las víctimas se alinearon. Mientras Covite y las fundaciones Miguel Angel Blanco y Gregorio Ordoñez arremetían contra el "autismo moral" del lendakari y su Gobierno, las asociaciones de damnificados de Andalucía, Canarias y Cataluña defendieron que para recibir solidaridad y apoyo "mejor es tarde que nunca".