De momento, prudencia. Esa fue ayer la nota dominante en la reacción de las fuerzas políticas vascas a la hora de analizar los términos de la propuesta que la propia Batasuna filtró a varios medios la noche del viernes. Distintos portavoces aplazaron su valoración al conocimiento íntegro de la iniciativa, que se desvelará esta tarde, e insistieron en la necesidad de que se haga evidente la apuesta de la coalición ilegalizada por "exclusivas" vías políticas.

Los dos partidos mayoritarios reaccionaron de forma dispar. El secretario de organización socialista, José Blanco, se limitó a emplazar a Batasuna a "mover ficha", aceptar las "reglas del juego" e insistió a la formación de Arnaldo Otegi en que "no hay ningún proceso de diálogo posible mientras no se rechace la violencia". La reacción del PP fue más virulenta y dirigida hacia los socialistas. El secretario de comunicación, Gabriel Elorriaga, aseguró que el PSOE está dando "un espectáculo lamentable" por sus declaraciones contradictorias sobre la lucha contra ETA y opinó que cada día "hay más dudas sobre la vigencia del pacto antiterrorista".

Tras recordar que Batasuna es ilegal porque es el brazo político de una banda terrorista, Elorriaga afirmó que lo que en este momento es preocupante es que una estrategia de lucha contra el terrorismo que ha sido enormemente eficaz y que ha permitido llevar a ETA a su máxima debilidad "se esté poniendo tan fácilmente en cuestión".

En Euskadi, a diferencia de otras veces, esta vez no hubo prisas por descalificar la decisión de Batasuna de plantear "un método de negociación del final del conflicto". Aunque el texto filtrado el pasado viernes aboga por "abandonar recetas del pasado", nadie se atrevió a sacar conclusiones sobre la intención de Batasuna de "sacar el conflicto de las calles" y utilizar el diálogo como "única herramienta".

Representantes de PNV, EA e IU se manifestaron muy cautos. El portavoz de EA, Rafa Larreina, apuntó que observaba elementos "novedosos y positivos" en el documento y consideró "hasta cierto punto lógico" que no se incluya una condena de ETA.

El dirigente del PNV José Antonio Rubalkaba confesó por su parte que existe expectación ante lo que pueda decir hoy Batasuna y anunció que su partido lo estudiará mañana con detenimiento. "Algunos llevamos muchos años pidiendo una solución. Ojalá la tengamos de una vez por todas", sentenció el peneuvista.

NO SE PEDIRA LA TREGUA El coordinador de Ezker Batua y socio de Izquierda Unida, Javier Madrazo, pidió a Batasuna que se apunte "al último tren" y se "desmarque" de la banda terrorista ETA. La reacción más rotunda llegó del exdirigente de HB y hoy líder de Aralar, Patxi Zabaleta. En la sesión inaugural de su congreso advirtió a Batasuna de que un "mensaje críptico" no será ya suficiente y le emplazó a que se atreva a pedir una tregua a ETA si quiere hacer creíble su nueva etapa.

Sin embargo, está posibilidad parece descartada. El parlamentario de Sozialista Abertzaleak Joseba Alvarez precisó que no harán emplazamientos a ETA porque lo que van a proponer es "un camino" a recorrer entre todos. La también diputada Jone Goirizelaia pidió a los partidos que hagan una lectura "tranquila" de la propuesta y adelantó que en ella se alude a dos tipos de acuerdo: el que alcanzarían las fuerzas políticas y sociales y el que atañe a ETA y a los estados español y francés.

CARTA AL REY Por su lado, la eurodiputada socialista Rosa Díez reprochó al Rey por medio de una carta abierta a El País el "abrazo caluroso" que dió al lendakari Juan José Ibarretxe durante la visita del lunes al País Vasco, por entender que "esa imagen de afectividad" produce "alto desasosiego", "fortalece" su causa soberanista y "debilita" a los que llevan más de 25 años "resistiendo y defendiendo la Constitución".