Con los ecos de la manifestación de la Diada, Pedro Sánchez llegaba a Barcelona para participar en el Foro Primera Plana de EL PERIÓDICO. La lluvia que le recibía avanzaba la tempestad política que se avecina de aquí al 1-O. Los pitidos del choque de trenes suenan cada vez más cercanos y, tras reconquistar el PSOE, el líder socialista se ofrece como voluntario para frenarlo. Alzando el paraguas para intentar proteger a los alcades socialistas ante la lluvia de críticas recibida, ha reclamado al Govern que "deje de señalar a los alcaldes socialistas y a la oposición" que quieren acatar la ley. Tras afear a Ada Colau que no haya aclarado aún qué hará en el referéndum, ha considerado que el PSC debería seguir en el Ayuntamiento de Barcelona con independencia de lo que hagan los 'comuns' el 1-O.

"Sobran amenazas, sobran reproches, falta política (...). Antes del 1-O se debe intentar hasta el último minuto llegar a un acuerdo", ha explicado en un discurso salpimentado de referencias a la situación de los jóvenes o del sistema de pensiones pero en el que el plato principal ha sido el debate soberanista, ese "episodio tan doloroso" de intento de ruptura de España. Sánchez ha sacado pecho por la actuación de los alcaldes socialistas en Cataluña. "Están poniendo la institución al servicio de todos los ciudadanos y no solo de una parte de ellos". En este sentido ha lamentado que Colau no se hubiera puesto del lado de los ediles del PSC y que siguiera instalada en la ambigüedad. "La verdad es que, a pocos días del referéndum, no entiendo que no se haya posicionado claramente", ha dicho ante la mirada atenta de Gerardo Pisarello. Eso sí, ha descartado que los socialistas pudieran romper su pacto de gobierno con los 'comuns' en caso de que la alcaldesa facilitara el 1-O."Mi opinión es que cuando el PSC se mete en un gobierno, se incorpora con todas las consecuencias para resolver temas de sanidad, derechos sociales o desigualdad. Eso está por encima de cualquier otra consideración. Y esos compromisos deben ser hasta final de legislatura. Creo que con esto he sido claro".

El secretario general del PSOE, que ha defendido al director de EL PERIÓDICO por las críticas recibidas por las informaciones sobre el atentado de la Rambla, ha explicado que el día antes de la manifestación contra el terrorismo, el pasado 25 de agosto, se reunió con Carles Puigdemont. "Ha faltado diálogo. Tras el 1-O el desafío independentista no se va a diluir. Por eso, el 2-O es más importante. El futuro pasa por la cohesión. El centralismo es el pasado, la diversidad es lo mejor del presente y del futuro".

Durante su intervención no ha citado la palabra federalismo en ningún momento, pero sí que se ha referido varias veces al "nuevo PSOE", con diversidad y pluralismo como dos de los ingredientes principales de su fórmula mejorada. Dos meses después de pactar con el PSC la Declaración de Barcelona y una semana después de presentar en el Congreso su petición de una comisión parlamentaria para resolver el encaje de Cataluña en España, ha desmenuzado su receta para resolver el entuerto. "Más autogobierno, siempre a través de la legalidad y del pacto", ha expuesto, apuntando que "el reconocimiento de la identidad nacional no representaría un problema". A la hora de desarrollarlo, ha despertado reacciones de todo tipo en la platea al señalar que tiene un "concepto no nacionalista del concepto nación". Para aclarar cualquier malentendido ha dejado clara su concepción estatal. "El Estado es uno y no se puede quebrar".