Si Maquiavelo escribiese hoy El Príncipe, a buen seguro incluiría un consejo de orden técnico entre sus recomendaciones para el manejo del buen político: "Vigila lo que dices a menos de cinco metros de un micrófono".

El precepto aún no figura en los manuales de ningún partido, pero el síndrome del micro traicionero lleva camino de ser la pesadilla del personaje público. El último en sumarse a la lista de cazados ha sido el ministro Jordi Sevilla. Su publicitada confesión al líder del sindicato CCOO, José María Fidalgo, acerca de las dificultades que entrañaría un presidente catalán "charnego", le ha convertido en el inocente de la semana.

En la fonoteca in fraganti abunda el recurso a la palabra malsonante, el bajo instinto y el desprecio por el otro. Vaya, que pegas la oreja a la charla de un político y no lo pillas declamando a Ovidio, sino criticando. Para que luego se diga que la política vive alejada de la calle.

Por su rotundidad castiza, el "¡Manda huevos!" (marzo de 1997) del entonces presidente del Congreso, Federico Trillo, ocupa el trono de los patinazos documentados. De tanto ser jaleada, la expresión acabó formando parte del capital político (y humano) del diputado popular, a quien también pertenece la simpática frase: "La maza, Manolo, hay que encontrar la maza" (marzo de 1998), robada por el mismo micrófono en un ataque del presidente por poner orden en la cámara.

Vocabulario escatológico

La derecha muestra tendencia a ser pillada invocando el bajo vientre. "Por cojones" (noviembre del 2000) fue el científico argumento que dio en petit comité a unos agricultores murcianos el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, para justificar el trasvase del Ebro, sin saber que una cámara lo estaba escuchando. Tampoco calculó bien Mariano Rajoy cuando se deshizo de un cara a cara con el senador socialista Juan Barranco y, antes de bajar su micrófono, soltó un "A tomar por culo" (octubre del 2001) que oyó medio hemiciclo.

"Menudo coñazo les he soltado", reconocía José María Aznar a un colaborador --y a un inoportuno micrófono encendido-- tras pronunciar un discurso en el Parlamento Europeo (marzo del 2002). Claro que para escatológica, la actual ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, quien ante la insistencia de un periodista gallego, y pensando que ya nadie la grababa, dijo para sí, pero en voz alta: "A mí me vas a decir qué es el Plan Galicia de mierda" (junio del 2005).

Los micrófonos gallegos están hechos a este tipo de caza menor. "¿Quién es ese imbécil?", preguntaba Manuel Fraga a un ayudante --sin saber que lo estaban grabando-- acerca de un periodista que se había puesto insistente. Tampoco imaginaba el expresidente de la Xunta que iban a dar las vueltas que dieron los improperios que le lanzó a su jefe de prensa mientras se preparaba para ser entrevistado en Antena 3 TV. "¿Quiere hacer el puñetero favor de largarse de aquí? ¡Tóqueme las narices!", le soltó.

Días antes, Fraga participó de otra pillada, esta vez en calidad de testigo. En vista de que ni el presidente de la Xunta ni nadie quería darle la mano mientras visitaban juntos una feria agrícola, la ministra Elena Espinosa soltó enrabietada: "Sois una pandilla de malvados".

La sangre no llegó al río. Mayores complicaciones diplomáticas causó José Bono, entonces presidente de Castilla-La Mancha, que llamó "gilipollas integral" a Tony Blair en presencia de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Joaquín Almunia y un inoportuno micro (enero del 2004). Las cantadas involuntarias de José Borrell y Joan Rigol se saldaron con sendas disculpas. "Eso les pasa por ir a los toros en helicóptero", dijo divertido el presidente del Parlamento Europeo cuando supo del accidente aéreo de Rajoy y Esperanza Aguirre (diciembre del 2005). El entonces presidente del Parlamento catalán llamó a la policía y la Guardia Civil "otro tipo de animales" (junio del 2003), pensando que su micro estaba cerrado.

Al parlamentario socialista andaluz Rafael Centeno, una grabación por la espalda le costó el puesto. Tras días de disimulo, terminó reconociendo que fue él quien dijo: "Los moros que se vuelvan a Marruecos, que es donde tienen que estar" (febrero del 2001).

Dos tardes de repaso

A su lado, los deslices de Zapatero rozan la candidez. Uno lo protagonizó con Jordi Sevilla, un asiduo de la sección. Los errores del entonces candidato a presidente en una declaración presupuestaria los zanjó el ministro con un "Tú lo que necesitas son dos tardes", que ha hecho historia. El sonido volvió a jugarle una mala pasada al presidente Zapatero en la última cumbre europea. Su conversación con su asesor Carles Casajuana delató carencias diplomáticas. Su "Hay que cerrar el acuerdo como sea" sonaba casi tan desesperado como el "Trata de arrancarlo, por Dios, trata de arrancarlo" de Luis Moya a Carlos Sainz cuando veían que el mundial de rallys se les escapaba de las manos.