Ninguno de los ecologistas que protestó en la base de Rota (Cádiz) en contra de la guerra de Irak en marzo del 2003 tendrá que ir finalmente a la cárcel. El juzgado de lo penal número 1 de Cádiz hizo pública ayer la sentencia sobre los cinco activistas de Greenpeace, en la que desestima la petición global del fiscal de 9 años de prisión y absuelve a tres de los ecologistas.

Al capitán del buque Rainbow Warrior, el argentino Daniel Rizzoti, y a otro de los tripulantes, Phillip Walter Lloyd, les impone no obstante penas de seis meses y diez días respectivamente por un delito de desobediencia y una falta de desorden público. La organización ecologista se ha mostrado satisfecha por la resolución en el primer juicio penal al que se enfrentaba en España, aunque considera que el capitán del barco debería haber sido absuelto "porque recibió órdenes contradictorias" durante la acción de protesta ante los barcos que partían hacia el conflicto iraquí, y ya ha anunciado que recurrirá la sentencia.

SENTENCIA AJUSTADA El director de Greenpeace en España, Juan López Uralde, consideró que la sentencia "se ajusta más a los hechos" que la petición del fiscal --entre nueve meses y cuatro años de prisión--, que volvió a calificar de "desmesurada y desproporcionada" para tratarse de una protesta pacífica. De esta manera, reiteró sus acusaciones acerca de la "persecución" que, a en su opinión, ha realizado el Ministerio Público contra la asociación ecologista Greenpeace desde que se produjeron las movilizaciones civiles en contra de la campaña bélica en Irak.

De hecho, López Uralde subrayó que la sentencia destaca "la importante labor en defensa de la paz que lleva a cabo la asociación", además de mencionar que el proceso judicial no tenía por objeto "juzgar la labor de Greenpeace ni la legitimidad de la guerra de Irak, sino los hechos transcurridos durante las protestas ciudadanas".