El Tribunal Supremo no ha sido indulgente con Oriol Junqueras. El recurso del líder de ERC contra su prisión preventiva no conmovió a los magistrados, y tendrá que seguir en la cárcel de Estremera. La decisión tiene repercusiones en la preparación de la nueva legislatura catalana: con Junqueras fuera de juego por un tiempo, el foco vuelve a Carles Puigdemont, que debe decidir en los próximos días si permanece en Bruselas o regresa para intentar su investidura.

Los partidos independentistas -y otros actores políticos, como los 'comuns'- han reaccionado este viernes con indignación al auto del Supremo: Puigdemont ha llegado a decir que Junqueras y el resto de encarcelados relacionados con el 'procés' "ya no son presos políticos, son rehenes". Pero deben compatibilizar ese enojo con la habilidad que requiere una negociación tan enrevesada como la que les ocupa estos días.

El tiempo apremia: el día 17 se constituye el Parlament, y los soberanistas no tienen asegurada la mayoría en las votaciones que decidirán la composión de la Mesa de la Cámara. Ese órgano, fundamental en la interpretación del reglamento, estará condicionado por la decisión que adopten los ocho diputados electos de JxCat y ERC que o bien están en prisión -los casos de Junqueras, Jordi Sànchez y Joaquim Forn- o bien huyeron a Bruselas, como Clara Ponsatí, Lluís Puig, Toni Comín y Meritxell Serret, además de Puigdemont.

El control de la Mesa

Sin ellos, los soberanistas se quedan con 62 diputados, a merced de que un de momento improbable acuerdo de los partidos no independentistas les arrebate el control de la Mesa. Por eso, la decisión de Puigdemont, que condicionará la que tomarán los electos que están en su misma situación, es crucial para empezar a desenredar la madeja que las elecciones del 21-D solo contribuyeron a aumentar.

El 'expresident' no ofrece de momento ninguna pista, y en su entorno dicen que, a menos de dos semanas de la constitución del Parlament, aún es "precipitado" plantear si los electos que no podrán ocupar su escaño ese día renuncien al acta para que el siguiente candidato de la lista complete la mayoría independentista.

Sin embargo, todas las propuestas 'imaginativas' que JxCat ha lanzado presentan dificultades que parecen insalvables. El principal objetivo de Puigdemont era alcanzar un pacto con el Estado que le permitiera volver a Catalunya sin ser detenido, pero el PP ya ha invocado la separación de poderes para negar cualquier opción a esa vía. Además, la interlocutoria del Supremo en relación a Junqueras es lo bastante contundente como para que los independentistas tengan claro que la presión judicial no va a aminorarse.

Tampoco parece fácil la "investidura telemática" que han defendido voces posconvergentes, y que no se compadece con el reglamento del Parlament. De intentar esa vía, los recursos ante el Tribunal Constitucional y las protestas de la oposición estarían asegurados desde el primer día.

También cabe incluir entre esas propuestas de difícil traslación a la realidad la idea del secretario general de la ANC, Enric Blanes, de configurar un Govern "mixto, con políticos en el exilio y en el interior del país".

Permiso del juez

La posibilidad de que Junqueras se convierta en 'president', que defendieron entre otros el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián, se ve debilitada con la decisión del Supremo de mantenerlo en prisión. Su abogado, Andreu Van den Eynde, aseguró que Junqueras podría liderar el Ejecutivo desde la cárcel, pero admitió que solo podría salir del centro para ir a los plenos, y para ello siempre dependería del permiso del juez. En cualquier caso, fuentes del PDECat sostienen que, para ellos, esa "nunca fue una opción real", porque mantienen que no hay alternativa a Puigdemont.

Pero al independentismo se le han encendido las alarmas ante lo que interpreta como un intento de las instituciones del Estado de que "no haya Govern" y de que tengan que repetirse las elecciones. Eso es lo que piensa al menos Joan Tardà, diputado de ERC. Así que la decisión del Supremo puede servir para que JxCat y ERC aparquen durante unos días sus crecientes diferencias y se conjuren para alcanzar un pacto que les permita controlar el Parlament. "Siempre nos hemos puesto de acuerdo", recuerda Tardà.