En el PP todos piensan lo mismo sobre todo. Si no es así, al menos ésa es la imagen que se quiso dar ayer. No habían pasado ni 24 horas desde que Josep Piqué protagonizara un conato de dimisión, cuando el dirigente del PP catalán y todos los barones populares suscribían un documento en el que se rechaza frontalmente el Estatuto catalán. No era día ayer para discrepar. Ni siquiera acerca de lo conveniente que sería para algunas comunidades del PP un sistema de financiación como el pactado para Cataluña. Los dirigentes regionales apoyaron un texto en el que rechazan la "imposición" de un modelo acordado "bilateralmente entre el Gobierno y el líder de la oposición de una comunidad autónoma" (en alusión a Artur Mas, de CiU) porque impide la cohesión nacional.

UNA UNICA VOZ La táctica para minimizar el impacto del caso Piqué fue asegurar que no ha existido. El líder del PP sólo mostró su satisfacción por el hecho de que el dirigente catalán no llegara a dimitir y dio la crisis por "zanjada". "No tuve que convencerle de nada porque no me presentó la dimisión", aseguró. A la pregunta de a quién hay que atender cuando se aborden las cuestiones que afectan a Cataluña, Rajoy respondió: "A mí mismo, siempre". Pero luego añadió: "Y a Piqué, Acebes y Zaplana, que piensan exactamente igual". A partir de ahí, nada más. Ni un comentario sobre si el PP de Cataluña tiene algún margen de maniobra para matizar el discurso oficial contra el Estatut.

El que no pudo evitar quedarse al margen de la polémica sobre Piqué fue Eduardo Zaplana. El portavoz parlamentario popular negó por la mañana que en su partido exista división e insistió mucho en que no ha oído voces discordantes ni en maitines ni en ninguno de los órganos de dirección de los que él y Piqué forman parte, a diferencia de lo que aseguran fuentes del PPC.

Así, Zaplana sostuvo que los dirigentes conservadores están "muy cohesionados" y que entre ellos reina una "gran sintonía". Después vinieron las pullas. Zaplana subrayó que Piqué, como todos los dirigentes del partido, "tiene la obligación de defender" ante la opinión pública las tesis del PP. Y, tras celebrar que todo "se haya resuelto satisfactoriamente", recordó que "no es la primera vez que ocurre, sino la segunda". El comentario aludió a la anterior polémica protagonizada por Piqué, quien habló de Acebes y Zaplana como de rostros "a los que se identificaba con una etapa muy concreta que conecta con el pasado".

Ningún otro dirigente regional puso pegas al firmar un manifiesto en el que se desprecia el sistema de financiación pactado para Cataluña. Entre ellos el extremeño Carlos Floriano, que instó a Rodríguez Ibarra a que se sume al acuerdo aprobado por el PP y apoye la convocatoria de referendo de los populares.

Hace unos días algunos de los que ayer se sentaron en la sede de la calle Génova reconocieron en público que a sus finanzas les vendría muy bien el sistema catalán.

DISCRIMINACION LING ISTICA En el texto firmado por los barones del PP se insiste en que la soberanía nacional "pertenece a un único titular, el pueblo español". También se rechaza que se reforme la Constitución "por la vía de una aparente reforma estatutaria", dando por hecha la "quiebra de la unidad nacional y de la igualdad de todos los ciudadanos españoles".

El documento recoge el rechazo de los dirigentes del PP a que los estatutos "alteren el reparto de competencias previsto en la Constitución", así como que se pongan en práctica "políticas de discriminación hacia las personas que emplean la lengua castellana de forma habitual".