Los piratas somalís que mantienen secuestrado el atunero vasco Alakrana desde hace 38 días utilizaron ayer un nuevo método de presión al Gobierno para que acceda a sus peticiones. Los corsarios, que en las últimas horas han endurecido el trato al patrón y el capitán del barco, a los que tienen separados del resto de la tripulación, permitieron al primero de ellos hablar por teléfono con varios medios de comunicación españoles para que les transmitiera su angustia y preocupación creciente.

Posteriormente, le pusieron en contacto con el armador para comprobar el resultado de la estrategia y, según explicó el patrón, Ricardo Blach, este le dijo que José Luis Rodríguez Zapatero se ha involucrado personalmente en la crisis y estudia la posibilidad de enviar de nuevo a Africa a los dos asaltantes detenidos y encarcelados en España por orden de la Audiencia Nacional. Fuentes de la Moncloa negaron ambas informaciones.

"Estamos muy mal, cada vez peor, nos estamos apagando", aseguró Blach a primera hora de la tarde del domingo (hora española). Según su versión de entonces, los piratas estaban "cada vez más nerviosos" y tomaban continuamente una droga que se llama kat y que les pone "muy agresivos". "Tememos, de verdad, por nuestras vidas", añadió. También indicó que estaban sometiendo a la tripulación a "todo tipo de vejaciones y amenazas", entre ellas dejarles sin agua y comida, y que él había recibido "patadas en las costillas y escupitajos en la cara".

UN DIA AGITADO Unas horas más tarde, y tras el previsible revuelo mediático causado por esas declaraciones, Blach dijo a este diario que la situación se había "relajado" tras un día "muy agitado". "Nos han llegado noticias de que el propio presidente español se ha involucrado en el asunto y que van a mandar para aquí a los dos somalís que están en España", señaló. "Me lo comunicó el armador y yo se lo hice saber a los piratas. Ahora están reunidos y se les ve sonrientes, no son las caras de amenaza que tenían antes".

El patrón insistió en vincular la liberación del buque al retorno de los corsarios detenidos y "suplicó" al Ejecutivo español que no los deje "abandonados". "Han mentido descaradamente a los familiares al decirles que los encarcelados no entraban en la negociación. El dinero del rescate está pactado, pero faltan esos dos", explicó. Según el marinero, el Gobierno ha actuado "tarde" y gracias a la presión de las familias, que ayer volvieron a manifestarse en Bilbao, y de la prensa. "Los piratas nos han dicho hoy mismo que entre que llegan esos tíos y el dinero, en cuatro días estamos fuera. Ahora la cosa es que se arreglen las instituciones, jueces y militares para mandarlos cuanto antes, pero primero tendrá que solicitarlo el Gobierno somalí", dijo.

Blach reconoció que tanto el armador como la persona que está mediando en las negociaciones le han dicho que sigan "presionando con amigos, familiares y medios de comunicación" por si la Audiencia Nacional no autoriza la extradición y les da un "revés". "Y si nos da un revés, estamos fastidiados", concluyó.

REUNION EN NAIROBI En la capital de Kenia, Nairobi, el embajador español en ese país, Nicolás Martín Cinto, se reunió con el primer ministro de Somalia, Omar Abdirashid Ali Sharmarkem. Según fuentes cercanas a los piratas, estos no quieren que sus compañeros sean juzgados en Kenia, sino en los tribunales locales de Puntlandia y Mudug, territorios que controlan los corsarios. El Gobierno somalí mostró su esperanza de llegar a un acuerdo para conseguir la liberación del barco, aunque puso un plazo de tres semanas.