El objetivo del PP y el PSE de que Euskadi acoja de nuevo como sede competiciones deportivas de la selección española se mantiene, pero sus promotores debieron de observar con notable incomodidad la sonora pitada que el domingo se llevó el rey Juan Carlos en Bilbao en la final de la copa de baloncesto a la que da nombre. Antes de que empezara el partido, el público, vascos y catalanes en su mayoría, la emprendió a gritos con el Monarca y con el himno español, que sonó por espacio de medio minuto y apenas fue audible.

Lo sucedido causó reacciones de apoyo y repulsa, en función de los colores políticos. El lendakari, Patxi López, se limitó a rechazar las "faltas de respeto" al Monarca y aseguró que no había hablado con él del asunto. El líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, vaticinó "más tranquilidad" en la próxima visita real y aseguró que estas escenas se acabarán con los años porque la alianza entre su partido y el PSE "siembra el entendimiento".

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, juzgó "impresentables" los abucheos al Rey, que el senador del PNV Iñaki Anasagasti atribuyó a que el Monarca "pidió desalojar a Ibarretxe" cuando dirigía el Gobierno vasco. Ezker Batua aseguró que la pitada se debe a que Euskadi es republicana.

FINAL DE FUTBOL La pitada tiene un precedente que trajo cola, el de la final de la Copa del Rey de fútbol, que enfrentó al Barça y al Athletic de Bilbao en Valencia el pasado 13 de mayo. Aquella pitada al himno y al Monarca suscitó un debate desde el primer minuto, ya que TVE no la emitió en directo. Su jefe de deportes perdió el empleo y el caso desató una tormenta política.

El rechazo no asusta de momento al PSE y al PP, que en noviembre pasado sumaron sus votos al de UPD para que el Parlamento vasco aprobara pedir que la selección española de fútbol vuelva a jugar en Euskadi tras cuatro décadas de ausencia.