El PSOE aguantó ayer sin apenas rechistar una arremetida inmisericorde del PNV. La derecha nacionalista vasca ha decidido salvar los presupuestos del Estado en el año de la crisis, pero, a cambio, se permitió, coincidiendo con el primer día de debate parlamentario de las cuentas en Madrid, reafirmarse en su estrategia de arrimar el hombro con Batasuna. La dirección peneuvista volvería a asistir a una manifestación aberzale como hizo el sábado, presumió Iñigo Urkullu, pero otra frase del dirigente nacionalista resume mejor la singular jornada de ayer: "¿Cuál es el siguiente paso? ¿Ilegalizarán al PNV o meterán en la cárcel a sus dirigentes?".

La mecha de tanta explosión verbal es, según parece, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Anunció en verano que Batasuna trataría de renacer en otoño con una falsa condena de la violencia. Celebró la semana pasada la detención de Arnaldo Otegi. Expuso el lunes como prueba del nueve de su teoría la captura del presunto jefe del aparato político de ETA, Aitor Elizaran, porque se le acusa de ser el enlace entre la banda y Otegi. Y, lo que más dolió a Urkullu, "llegó a decir públicamente que el PNV comparte en la calle la estrategia político-militar de la banda". Una vinculación que llevó al peneuvista a señalar que está "tragando mucho".

ESPECTACULO TELEVISIVO Para desahogarse, cuestionó las detenciones de la semana pasada. Y abonó la teoría de la conspiración al indicar que los arrestos en las dependencias de LAB se hicieron "con cámaras televisivas advertidas de lo que iba a suceder". "Estamos ante una necesidad de espectáculo".

El portavoz parlamentario del PNV en Vitoria, Joseba Egibar, representante del sector más soberanista del partido, se movió en la misma línea y vaticinó una "venta por fascículos" a cuenta de las detenciones de miembros de ETA en Francia. Una estrategia encaminada a consolidar el actual esquema de gobierno en Euskadi, entre el PSE y el PP.

En las Cortes, el primer día del debate de las cinco enmiendas a la totalidad de los presupuestos presentadas por PP, CiU, ERC, IU-ICV, BNG y UPyD tuvo en Mariano Rajoy la puya más hiriente hacia el pacto entre PSOE, PNV y CC que permitirá seguir tramitando las cuentas. "Me cuesta entender votos favorables de personas que han juzgado tan lúcida como negativamente estos presupuestos. Y mucho más, que se argumente diciendo que la cuestión no es si son buenos o malos, sino que el País Vasco, donde también harán que suba el paro, obtenga beneficios", dijo.

Unas palabras que fueron contestadas por Zapatero apelando a la "lógica parlamentaria" para explicar la coincidencia entre partidos "tan distintos y distantes" como los que apoyarán las cuentas, y los que votarán en contra, como PP y ERC.