El PNV celebra hoy el Aberri Eguna (Día de la patria vasca, fiesta solo celebrada por los partidos nacionalistas) con la reivindicación de un "pacto político de fondo" con el Estado para solucionar el problema vasco, al menos para una generación, y que parta de reconocer la singularidad de Euskadi y su derecho a decidir. Es lo que reza el documento que tradicionalmente difunde el PNV como base doctrinal para sus militantes en fecha tan señalada --que siempre coincide con el Domingo de Resurrección--, y que esta vez titula de forma elocuente Queda mucho por hacer. El texto incluye distintas referencias de la ponencia aprobada por unanimidad en el congreso del pasado diciembre con la adhesión de los distintos sectores del partido.

Sin embargo, la reflexión, que cree llegado el momento de dar "el salto cualitativo como pueblo", no incluye alusión alguna a la situación en la que paradójicamente se encuentra el PNV tras la pérdida de 117.00 votos en las elecciones del 9-M y de haber quedado relegado a segunda fuerza política en Euskadi, por detrás del PSE. El texto tampoco hace referencia alguna a ETA.

UN CAMBIO SUAVE La principal complicación para el partido que preside desde hace tres meses Iñigo Urkullu radica ahora en la necesidad de realizar un giro pragmático que permita recuperar posiciones para las elecciones autonómicas y sin que el virage produzca desgarros internos. Esto es, necesitan que pase a segundo plano la hoja de ruta propuesta por Juan José Ibarretxe que conduce a una consulta el próximo octubre, sin desautorizar al lendakari ni reabrir las tensiones internas.

De ahí los equilibrios terminológicos que han de realizar los dirigentes peneuvistas en las últimas semanas, impelidos a la necesidad de un acuerdo con José Luis Rodríguez Zapatero. De momento, se trata de explotar la coincidencia entre la primera parte de la hoja de ruta de Ibarretxe y la del partido: la mano tendida a Zapatero.

Urkullu --figura de consenso tras la renuncia de Josu Jon Imaz a presentarse a la reelección como líder del partido-- desterró la propuesta del lendakari de la campaña electoral. Pero la cuestión provoca tensiones internas.

TRIPARTITO EN ASCUAS La complicada situación repercute ya en el Gobierno vasco. Y es que también el deseado acuerdo entre Euskadi y España para renovar el autogobierno aglutina en estos momentos a los tres socios. Pero la unidad acaba ahí.

El consejero de Vivienda, Javier Madrazo, líder de Ezker Batua (EB), referente de IU en Euskadi y socio menor del PNV en el Ejecutivo vasco, ya ha reconocido que no quiere ni siquiera pensar en la hipótesis de que se llegue a junio sin ningún viso de acuerdo con Zapatero. Por otro lado, Eusko Alkartasuna --socio también del PNV-- no está dispuesta a renunciar a la propuesta del Gobierno vasco y pide para el lendakari el protagonismo de la negociación con Zapatero.

Con este panorama, la estabilidad del Gobierno se prevé complicada a partir de junio si la mano de Zapatero no pone antes un remedio que les permita agotar la legislatura hasta la primavera del 2009.