La ejecutiva del PNV se esforzó ayer en tender puentes entre las dos sensibilidades del partido, la soberanista y la pactista, para trazar sin fisuras su estrategia de futuro. En la reunión de ayer, a la que asistió el lendakari, Juan José Ibarretxe, se analizó también el proceso de elección del próximo presidente del partido, aunque en este caso la búsqueda de un candidato de consenso quedó supeditada a un acuerdo sobre el rumbo que debe tomar la fuerza nacionalista.

La cúpula del PNV debatió un borrador de la ponencia política, cuya redacción final podría estar preparada en una o dos semanas. El texto de partida propone reforzar el liderazgo peneuvista de la política vasca, pero remarcando una vocación pactista. La propuesta deberá ahora recabar el máximo apoyo interno, antes de ser aprobada y enviada a los militantes. De fondo, aparecen de nuevo las diferencias ideológicas entre quienes buscan una "acumulación de fuerzas nacionalistas" y quienes se decantan por pactos "transversales" con otras fuerzas políticas, preferentemente el PSE.

MARCAR EL RUMBO Los sectores representados por el actual presidente, Josu Jon Imaz, y el responsable de la ejecutiva guipuzcoana, Joseba Egibar, han acordado las condiciones para crear una única candidatura que cierre las heridas abiertas tras la sucesión de Xabier Arzalluz. Habrá consenso si antes las dos sensibilidades marcan los objetivos políticos. Como explicó Egibar, "hay que llegar a un acuerdo sobre el rumbo", y después dará igual "quien dirija el barco".

Por ello, se pretende que la ponencia política recoja todas las sensibilidades internas y sirva como plataforma para la acción institucional por encima de las coyunturas que se presenten en el convulso mapa político vasco.

En cualquier caso, el riesgo de una escisión es nulo. La experiencia del partido, que sufrió hace 20 años una traumática ruptura de la que nació Eusko Alkartasuna (EA), ha vacunado a sus militantes. Los esfuerzos están centrados ahora en recomponer la unidad interna. El complicado proceso de elección del presidente, que se prolongará hasta diciembre y atravesará asambleas locales, regionales y generales, otorga el tiempo suficiente para alcanzar un entendimiento que luego sea refrendado por las bases.

DIFERENCIAS EN LA CONSULTA En la reunión, de la que ningún portavoz quiso dar información, también se analizó el próximo debate de política general. Ese pleno, a celebrar a finales de septiembre en la Cámara vasca, marcará las líneas maestras de la acción de Gobierno hasta el final de legislatura, en el 2009. Los socios del PNV en el Ejecutivo, EA y EB, se han mostrado favorables a realizar la consulta popular sobre el futuro de Euskadi, pero Imaz ha reiterado que no es el momento oportuno, porque no se cumplen dos condiciones básicas: acuerdo político y ausencia de violencia.

Ante la discusión interna que suscita la convocatoria del referendo, el borrador de la ponencia política elude concretar una posición, y prefiere considerar que se trata de una cuestión que compete solo al tripartito.

Sin embargo, la cuestión sigue siendo muy controvertida, sobre todo tras los pronunciamientos del propio Ibarretxe, y de los líderes de EA y EB, a favor de cumplir su compromiso de convocar la consulta en lo que queda de legislatura. Todos admiten que solo podría celebrarse en ausencia de violencia, pero los socios del tripartito sostienen que primero habrá que interpretar esa condición; si significa un alto el fuego de ETA o un periodo sin atentados.

Además, en la ejecutiva del PNV han causado un gran malestar declaraciones como las del consejero de Justicia, Joseba Azkarraga (EA), que cuestionó la estrategia de Imaz. Incluso recriminó al líder del PNV haberse apartado de los postulados ideológicos de su fuerza política para proponer un acuerdo "sin contenidos" con el PSE. La réplica de Iñigo Urkullu, portavoz de la cúpula peneuvista, fue demoledora: acusó a EA y EB de deslealtad, de mentir e intentar dividir al PNV aprovechando sus distintas sensibilidades, y les emplazó a aclarar si deseaban seguir en el Gobierno vasco.