"No les vamos a dejar levantar cabeza". La frase, dicha por un responsable de la lucha antiterrorista del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), deja claro que, haga lo que haga ETA, y pretenda lo que pretenda la izquierda aberzale, el Gobierno sigue con lo suyo, que ahora mismo no es otra cosa que detener a presuntos miembros de ETA y desbaratar cualquier iniciativa de rehacer estructuras consideradas ilegales, como es el caso de la organización juvenil Segi.

La operación de ayer, con 14 detenidos en el País Vasco, Navarra y Barcelona, ha servido, según el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para evitar, una vez más, que la cantera de ETA "llegue al equipo titular". Y repitió una frase que ya dijo en noviembre del año pasado cuando se detuvieron a 35 miembros de esta organización: "Tantas veces monten Segi, tantas veces será desmantelada".

Los investigadores sostienen que los detenidos formaban parte de la nueva cantera de ETA. Y que habían tomado el relevo tras las detenciones del pasado noviembre. Además, y para bregarse en la violencia callejera, ha- bían reactivado la kale borroka. De echo, algunos están imputados en episodios de sabotajes.

EN CATALUÑA Entre los detenidos está la joven de Alava Marina Zaguistizabal, de 21 años, que en septiembre se instaló en un piso de la calle de Ginebra del barrio de la Barceloneta para estudiar Sociología en la Universidad Autónoma. Los agentes de la brigada de información de Barcelona irrumpieron en su casa a las tres de la madrugada. Tras registrar la vivienda e incautarse de documentación, la joven fue trasladada a Alava para el registro de la casa de sus padres. Rubalcaba precisó que ETA no tiene ni pretende tener estructura en Cataluña y que la detención había sido casual.

Los detenidos, según fuentes de la lucha antiterrorista, defendían la continuidad de la lucha armada, y así lo defendían dentro del desequilibrio de posiciones que reina en la izquierda aberzale. Y es en ese contexto que habían protagonizado un considerable repunte de los actos de kale borroka, por el que ha apostado ETA tras un parón forzado por la cantidad de detenidos que estaba sufriendo. Solo en agosto se quemaron unos 60 contenedores en plena calle, dos camiones y se atacó una oficina de Correos en Zalla y un domicilio en Bilbao. El último acto se produjo la madrugada del miércoles, cuando radicales lanzaron un cóctel molotov contra un cajero automático en Rentería.

Durante los 37 registros realizados se ha intervenido numerosa documentación, 36.000 euros y material para confeccionar artefactos incendiarios.