La misteriosa historia de espías destapada por los Mossos d´Esquadra a raíz de la detención, en el año 2002 en Manresa, de dos agentes secretos franceses en posesión de una potente arma "tipo Chacal" empieza a aclararse. En su día, el asunto quedó sepultado bajo una espesa capa de confusión. El diario Libération desveló ayer que, según las notas del general que se encargó de sacar de la cárcel a los agentes, se trataba de integrantes de un Equipo Alfha , especializados en operaciones Homo, que en la jerga de los espías franceses designa un "plan de exterminio".

¿A quién querían liquidar? Este interrogante permanece abierto, pero gracias a las anotaciones del citado general, Philipe Rondot, exconsejero de información del Gobierno francés, se puede enmarcar dentro de la política lanzada por los servicios franceses de espionaje como respuesta a los atentados del 11-S.

La investigación de otro caso, muy escandaloso en Francia porque implica al exprimer ministro Dominique de Villepin en la organización de un complot contra Nicolas Sarkozy, ha llevado a conocer las notas de Rondot. El general, retirado, fue citado a declarar como supuesto ejecutor de las órdenes de Villepin. Y los cuadernos que este jefe de espías guardaba en la caja fuerte de su casa fueron incautados.

ARMA CHACAL Entre sus jugosas alusiones a operaciones secretas, aparece el caso de los agentes detenidos en Manresa. Según el informe de los Mossos, utilizaban las identidades de Cristian Piazzolo y Richard Pérez. Este último fue pillado en Manresa por un mosso que juzgó sospechosa su mirada al cruzarse con el vehículo policial. Dio en el clavo. Pérez, de origen argelino, se puso muy nervioso al ser interpelado por el agente, que para su sorpresa encontró en el maletero un arma de guerra de gran calibre con mira telescópica. La policía la bautizó con el nombre de Chacal, por su similitud con el tipo de armamento utilizado por el terrorista Carlos, conocido por ese alias.

El segundo agente fue detenido después de las llamadas del primero al compañero encargado de transportar el armamento. El informe de los Mossos, que se refiere a Pérez también como Rachid X , relaciona a ambos detenidos por diferentes coincidencias, desde la posesión de walkies sintonizados en la misma frecuencia hasta unas notas idénticas. La policía deduce que Pérez seguía las instrucciones de Piazzolo, sobre el que cabe suponer que recaería la ejecución de la misión. Sobre este último, los Mossos apuntan: "En cierta manera, sería un funcionario del Estado francés, motivo por el cual las autoridades estarían dispuestas a poner garantías suficientes para que, una vez en libertad, compareciera ante las autoridades judiciales españolas".

INCREDULIDAD ESPAÑOLA Ahí entra en acción Rondot. Libération confirma a través del entonces fiscal general de Cataluña, José María Mena, que el general se trasladó a Barcelona para pedir la "expulsión" de los agentes. Rondot aduce que los espías realizaban un "ejercicio de simulación", argumento que no convence a los jueces. "La justicia española no cree nuestra versión. Las armas eran reales y el agente no sabía que era un ejercicio", anotó el general en su cuaderno.

No obstante, el responsable de los servicios secretos logra sacar a los agentes de la cárcel tras ocho meses de prisión, bajo la promesa de que acudirán al juicio. "Ante esta garantía oficial, el juez ha liberado a los detenidos", anotó Rondot en el 2003. Al año siguiente, la perspectiva de un proceso judicial requirió reuniones con los responsables políticos. "Operaciones Alpha, mediatización probable por la audiencia que debe tener lugar en Barcelona", apuntó Rondot.

"El general no se presentó. La dirección que habían dado era falsa", declaró Mena al periódico francés. El rotativo incluye una entrevista a un miembro de los servicios secretos, que no se identifica, pero que certifica la existencia en la actualidad de comandos Alpha "dispuestos a actuar en cualquier momento".

Según Rondot, el entonces presidente, el conservador Jacques Chirac, se opuso a las operaciones Homo. No así el primer ministro, el socialista Lionel Jospin. Este ha negado haber dado luz verde a operaciones de exterminio, que, según el agente secreto, "solo se aplican a ciudadanos que no sean franceses".