La célebre «nota» de EEUU sobre la amenaza de un ataque terrorista en la Rambla, desvelada por El Periódico de Catalunya, a punto estuvo de quedar reducida a cenizas. Gracias a un soplo, la Policía Nacional pudo impedir que los Mossos d’Esquadra destruyeran el original en inglés y un dosier interno del cuerpo, junto a miles de documentos más, el 26 de octubre en una incineradora de Sant Adrià del Besòs (Barcelona). La principal cabecera del Grupo Zeta ha tenido acceso a ambos documentos, cuya autenticidad certifican oficialmente los Mossos.

Punto final al enredo que el pasado agosto, tras los atentados del 17-A y en vísperas del referéndum anunciado para el 1-O, sacudió la política catalana. Hagamos memoria. El 31 de agosto El Periódico desveló en exclusiva el texto de la alerta sobre un posible atentado yihadista en la Rambla barcelonesa que los servicios de inteligencia de Estados Unidos habían remitido el 25 de mayo a los Mossos y a la lucha antiterrorista española. El diario (también el resto de cabeceras del grupo) ya informó el 17 de agosto de la existencia del aviso, que desmintieron, por este orden, el president Carles Puigdemont, el conseller Joaquim Forn y el mayor de los Mossos, Josep-Lluís Trapero.

MONTAJE / Al publicarse el texto íntegro, Forn y Trapero lo calificaron de «montaje» y acusaron al diario de desatar una «campaña de desprestigio e intoxicación»» contra los Mossos. A regañadientes, reconocieron que la alerta era cierta y que la recibieron en la fecha indicada, pero negaron toda veracidad al documento y también que este proviniese del espionaje de EEUU. Les llegó, dijeron, por «otras fuentes» que se negaron a especificar.

Apenas dos meses más tarde, la mañana del 26 de octubre, una furgoneta y dos patrullas de los Mossos se desplazaban a la incineradora de Sant Adrià del Besòs con la orden de destruir gran cantidad de documentación sensible. Nota a pie de página: casualidad o no, a esa hora Puigdemont anunciaba al Govern que iba a adelantar las elecciones para evitar la suspensión de la autonomía, vía artículo 155 de la Constitución.

Al llegar a la incineradora, unos 20 agentes interceptaron a los mossos, les impidieron proceder a la incineración y les exigieron la entrega de todos los documentos. Los agentes catalanes se negaron a hacerlo. Hubo momentos de tensión. Tras recibir la preceptiva orden judicial, la Policía se incautó del abundante material, que ocupa 36 cajas. Al clasificarlo, los investigadores se toparon con el documento original de EEUU, hasta entonces negado por la cúpula catalana de Interior.

«Nota en inglés sobre posibles ataques a turistas en Barcelona, remite USA.» Así alude a la alerta el informe policial recibido días atrás por la juez Carmen Lamela, que instruye la causa abierta por el referéndum del 1-O en la Audiencia Nacional. Junto al texto en inglés se halló otro dosier titulado Informe sobre posible amenaça a Barcelona, que traduce el texto al catalán.

PALABRA POR PALABRA / Si el informe interno, destinado a varios miembros de la comisaría de información, acredita que la alerta entró en la base documental de los Mossos, el original en inglés repite, palabra por palabra, el texto publicado por el diario en agosto: «Información no corroborada de veracidad desconocida de finales de mayo del 2017 indicaba que el Estado Islámico de Irak y ash-Sham (ISIS) estaba planeando llevar a cabo ataques terroristas no especificados durante el verano contra emplazamientos turísticos muy concurridos en Barcelona, España, específicamente en la calle La Rambla.»

Respecto al informe desvelado el 31 de agosto solo varía el encabezamiento. La razón es sencilla: aquel documento, remitido por EEUU al mando antiterrorista español después de los atentados del 17-A, reproducía la nota enviada en mayo, mientras que el confiscado en Sant Adrià es el texto original destinado a los Mossos d’Esquadra.

Este último cataloga como «secreto» el informe, cita como emisor a Estados Unidos («USA»), se dirige a «Mossos d’Esquadra» y su numeración, «MOS-0010/17», indica que se trataba de la décima comunicación antiterrorista del año enviada por EEUU. La relación, pues, era fluida. El enunciado es elocuente: «Supuestos planes del ISIS para atacar zonas turísticas en Barcelona, España, en verano del 2017.»

A preguntas de este diario, y tras analizarlos en detalle, los Mossos corroboran la veracidad de ambos documentos: «Son reales, no están manipulados». Un portavoz apunta que los escritos se corresponden con la alerta cuya recepción se reconoció en agosto, y agrega que una copia digital de ambos permanece en los archivos del Departament d’Interior.

El dosier original procedía del National Counterterrorism Center (NCTC), que coordina la información antiterrorista de las agencias federales de inteligencia de EEUU y comparte información con servicios análogos y policías de todo el mundo. Y las pistas las había recolectado la Agencia Central de Inteligencia (CIA) --bajo el manto del NCTC--, según relataron a finales de mayo a El Periódico dos destacados miembros del Govern. Uno de ellos, consultado en las últimas horas, ha rehusado pronunciarse al respecto.

Este mismo aviso llegó, también el 25 de mayo, al mando antiterrorista del Estado (CITCO), a las fuerzas de seguridad y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). En cuanto se hizo público, la lucha antiterrorista española reconoció el contenido, la fecha de recepción del mismo y su procedencia: el mando único antiterrorista estadounidense (NCTC).

Otras tres fuentes consultadas en los últimos meses sostienen que la información, procedente de la CIA y canalizada como siempre por el NCTC, fue entregada en mano a un alto cargo del departamento de Interior de la Generalitat por un funcionario del consulado de EEUU en Barcelona. Fuentes de los Mossos solo precisan: «Nostros no recibimos información directamente de la CIA».

¿Por qué Forn y Trapero se empeñaron entonces en desmentir que EEUU había enviado a los Mossos esta alerta en concreto? La explicación hay que buscarla en el contexto político del momento. Tras desvelarse, el mismo día del atentado de la Rambla, que la CIA había advertido a los Mossos sobre esta eventualidad, el president Puigdemont lo negó rotundamente el 20 de agosto: «No hay relación entre agencias de inteligencia internacionales y los Mossos». Otro tanto hicieron Forn el 22 de agosto («No tenemos contacto con la CIA, ya nos gustaría») y Trapero, el 28 («Es mentira»).

En vísperas del 1-O, la publicación del documento, que acreditaba la fluidez de esos contactos, dejaba en mal lugar al president y podía empañar la imagen de los Mossos por su actuación posterior a los atentados de Barcelona y Cambrils. Lo que explica que Forn y Trapero se obstinaran en un desmentido que al fin se ha revelado falaz, pues hasta los Mossos han acabado por confirmar la veracidad del documento.

Si en la destrucción rutinaria de papeles se da prioridad a los más antiguos, con el informe de mayo se hizo una excepción. ¿Quién lo ordenó? Toda la documentación enviada a la incineradora era de la comisaría general de información de los Mossos que dirigía el comisario Manel Castellví, hombre de la máxima confianza de Trapero. El mayor ya estaba imputado por sedición y 48 horas más tarde sería cesado. En noviembre, Castellví pidió la jubilación anticipada (pase a segunda actividad).

Otra pregunta por responder es si la advertencia sobre la Rambla fue correctamente valorada por las policías española y catalana. ¿Se hubieran podido tomar medidas adicionales, de inteligencia o de seguridad ciudadana en Barcelona, para evitar que el 17 de agosto la furgoneta del terrorista Younes Abouyaaquob regara de sangre la Rambla?

ACLARACIÓN DE EEUU / Por los datos recabados en los últimos de distintos cuerpos policiales, la respuesta es negativa. Primero, porque la Policía y los Mossos concluyeron en junio que el aviso carecía de suficiente detalle para darle credibilidad. Segundo, porque tras el atentado los servicios de espionaje de EEUU aclararon que la pista que motivó su alerta de mayo no estaba relacionada con el comando yihadista liderado por el imán de Ripoll. Y tercero, porque los Mossos aseguran que ya habían reforzado la seguridad de la Rambla antes del trágico atentado del 17-A.