El Gobierno ha dado orden a las fuerzas policiales de que extremen la seguridad ante la evidencia de que ETA disponía de un comando en el País Vasco, preparado para atentar. Tras la detención de ocho personas el miércoles presuntamente integrantes de un nuevo comando Donosti, el consejero vasco de Interior, Javier Balza (PNV), reconoció ayer que la policía trabaja en "alerta máxima" ante la posibilidad de atentado. Sin embargo, esta expresión fue rebajada por el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, que descartó la posibilidad de un atentado inminente y defendió que las fuerzas de seguridad trabajan siempre con la "guardia alta".

Balza, que dijo que acababa de mantener una "larga" conversación con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, señaló que ambos departamentos trabajan con la "hipótesis real" de que la banda intenta reconstruir sus comandos para volver a atentar. "No parece estar dispuesta a dar muchas oportunidades a un proceso real de paz o juega a dos barajas", señaló el consejero.

ACTIVISTAS NO LOCALIZADOS La inquietud de Balza ha sido palpable desde que en diciembre la Ertzaintza abortó la reconstrucción del comando Bizkaia. El consejero reconoció que los nuevos datos permiten sospechar que quizá ETA haya logrado introducir algún grupo más de activistas que no haya sido localizado. El secretario de Estado de Seguridad, por su parte, se mostró más optimista y señaló que los efectivos de la organización están "muy reducidos".

Asimismo, rechazó que el comando desarticulado tuviese posibles objetivos para cometer un atentado. Fuentes cercanas a la operación corroboran la información. Señalan que, pese a que los detenidos tenían mapas y callejeros de localidades vascas, en ellos no hay señalados objetivos ni se han encontrados listados con nombres, como sucede en otras operaciones.

Estas fuentes señalan que, o bien no tenían prevista una acción inmediata, o no se ha detenido a la persona que contaba con la información, ya que podrían haber huido hasta 4 miembros del comando. Asimismo, relatan que la Guardia Civil tenía localizados a los etarras desde diciembre y que la operación se ha activado cuando se ha detectado que el jefe del grupo, José Angel Lerín, volvía de Francia tras reunirse previsiblemente con el jefe de comandos, Txeroki.

MATERIAL INCAUTADO Los etarras disponían de hasta 30 kilos de materiales para fabricar explosivos de cloratita o amonal, temporizadores con el anagrama de ETA e instrucciones de cómo usarlos. También tenían dispositivos de iniciación de bombas lapas, una de las pistolas robadas en Francia y dos carnets falsos de guardias civiles.