Veinticuatro horas después de que la policía española desactivara un libro bomba enviado a la redacción de El País en Barcelona, la sede de Iberia en Roma recibió un paquete de iguales características, que también fue explosionado por los artificieros italianos. El sobre llevaba el remitente de la oficina de Iberia en Milán.

Un empleado de seguridad de la compañía sospechó del paquete y, después de cerciorarse de que nadie de la empresa lo había enviado, lo llevó personalmente a una comisaría local. Los artificieros lo pasaron por un escáner especial y, tras comprobar que contenía una bomba, lo explosionaron en el patio de la comisaría, provocando una llama de tres metros de altura.

HISTORIA DE CONSTANTINOPLA

Los terroristas habían arrancado las páginas del libro, un ejemplar de Constantinopla en tiempos de Suleimán el Grande , y en su lugar colocaron 40 gramos de pólvora negra. El circuito eléctrico estaba dispuesto para activarse al abrir la tapa del libro.

La policía italiana ya había alertado el pasado jueves a la Embajada de España en Roma sobre posibles atentados contra objetivos en el país.

Varias fuentes oficiosas atribuyeron el atentado terrorista al grupo Las cinco C (Células contra el Capital, las Cárceles, los Carceleros y sus Celdas). Este colectivo también firmaba el texto que acompañaba la bomba dirigida al diario El País .

El grupo Las cinco C se solidarizó hace tiempo con Claudio Lavazza, que cumple prisión en España por el asesinato de dos policías en Córdoba en 1996.

En diciembre del año 2000 otros grupos, como Solidaridad Internacional, habían colocado paquetes bomba en varios lugares, entre ellos la catedral de Milán, y en sus comunicados expresaban su solidaridad con los prisioneros internados en cárceles españolas que estaban en huelga de hambre.

SEDE YA ATACADA

La sede de Iberia en Roma ya fue objeto de un atentado similar en mayo de 1991, cuando fue colocado un artefacto que causó daños a la estructura del edificio. En aquellas fechas también sufrieron atentados del mismo tipo la sede de la cancillería de la Embajada de España y las oficinas del Banco de Bilbao.

Entre los años 1991 y 1992, se contabilizaron más de una veintena de atentados con explosivos contra intereses españoles en Italia, reivindicados en su mayoría por la banda terrorista ETA.

Señalar, finalmente, que otros ataques similares fueron reivindicados por Falange Armada, un misterioso grupo italiano al que en algunos momentos se le atribuyeron conexiones con miembros de los servicios secretos de aquel país.