Una gran mentira. Batasuna no buscaba una salida pacífica al conflicto sino que había optado por justificar la vuelta a las armas de ETA, según un informe policial. Ese documento revela que el sector duro se había hecho con el poder dentro de la coalición aberzale después del atentado de Barajas perpetrado el pasado 30 de diciembre. Ese análisis ha apuntalado la investigación que el juez Baltasar Garzón inició en septiembre del 2006 y que ha permitido la detención de 23 miembros de la mesa nacional de Batasuna.

En ese documento se realiza un análisis de la información que se ha ido recabando sobre la izquierda aberzale desde finales del pasado año. Las pruebas confirman que Batasuna se estaba preparando para actuar, otra vez, como el brazo político de ETA, según la policía.

Por ello, iba a defender la comisión de atentados; a encargarse de explicar los motivos de la banda terrorista para volver a actuar y a exigir al Gobierno que se rindiera a sus planteamientos. Esa reestructuración del discurso, según sostiene la policía, estaba comandada por un triunvirato integrado por Joseba Permach, Asier Arraiz --ambos detenidos-- y Unai Fano.

LOS APOYOS RECIBIDOS Por su parte, Ana Lizarralde, Imanol Iparraguirre y Mikel Zubimendi secundaban la labor del triunvirato. Los tres han sido arrestados en la operación policial del pasado jueves. Asimismo, estos dirigentes formaron parte de la comisión negociadora de Batasuna con los partidos políticos cuando ETA decretó su tregua en marzo del 2006.

La nueva estrategia de la coalición ilegalizada está recogida en una Guía para las asambleas de pueblo, un manual que recoge las pautas a seguir con los militantes y simpatizantes de la izquierda aberzale. En ese documento se da por cerrado el proceso de paz y se reconoce que no se podrá reabrir durante un largo periodo de tiempo. Por ello, Batasuna ha optado por abrir una fase de enfrentamiento dirigida especialmente contra los partidos políticos a los que ETA culpa del fracaso de la negociación.

ATAQUE DE RAIZ Ante esta estrategia, el juez Baltasar Garzón y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han optado por neutralizar a Batasuna mediante un ataque de raíz para evitar que la organización pueda reconstruir su liderazgo como ya ocurrió en las décadas de los 80 y los 90. El Ejecutivo busca aislar a una castigada ETA de su estructura política, ya bastante debilitada. "ETA solo tiene una perspectiva: entregar las armas", declaraba el pasado jueves Zapatero, quién ya cerró las puertas a cualquier discusión con el grupo armado después del fracaso del intento de diálogo.

Entretanto, los 23 miembros de la dirección de Batasuna detenidos comparecen hoy ante el juez Garzón.