La definición de los ejes del autogobierno y la política lingüística serán dos cuestiones claves en la negociación que las comisiones del PSE y del PP retoman esta semana de cara a cerrar el pacto que convierta a Patxi López en el próximo lendakari. Aunque ambos asuntos son, en principio, los más espinosos por las diferencias de partida, el reparto de poder en la mesa del Parlamento no ha encontrado todavía solución.

Los socialistas se guardan esta decisión como baza para poner sobre la mesa en el momento adecuado. Son conscientes de que "algo habrá que ceder" y en todas sus manifestaciones han reconocido que el asunto está abierto a debate sin poner demasiadas pegas a la cesión de un puesto de relevancia institucional que permitiría al PP exhibir ante los suyos una buena dosis de rentabilidad al acuerdo.

La decisión del PSE de formar un Gobierno monocolor no da margen al reparto de consejerías con los populares. Todo lo más, el PP podrá poner condiciones para la elección del nuevo director general de la radio televisión publica. Por eso, la mesa del Parlamento y la configuración de la cúpula directiva del ente público EITB se han convertido para los populares en una cuestión de imagen que refleje su influencia.

Y es un terreno en el que está dispuesto a jugar el PSE que, por contra, no quiere bajo ningún concepto que la novedosa entente con carácter restringido pueda reabrir una guerra en torno a la lengua.

NO CRISPAR Los socialistas se han propuesto ser cuidadosos con un material tan "sensible" como lo es el relacionado con la política lingüística. Por eso, han hecho ya saber al PP que no van a considerar la adopción de medidas que fomenten cualquier tipo de crispación en esta materia.

Los populares han rebajado en los últimos días el tono de sus intervenciones a la hora de referirse al euskera, pero insisten en que no puede seguir sobrevalorado su conocimiento para acceder al empleo público.

También el futuro del autogobierno ha enfrentado en la campaña a PSE y PP. Mientras los seguidores de Mariano Rajoy no quieren ni oír hablar de una reforma del Estatuto de Gernika, para evitar cualquier resquicio por donde vuelva a colarse el plan Ibarretxe, el PSE ha comprometido que llamará a todas las fuerzas democráticas para abordar la "actualización y reconstrucción" del pacto estatutario.

Estas diferencias de partida se solventarían por medio de una declaración genérica de intenciones, que abordará también las libertades y la lucha contra el terrorismo, y las infraestructuras con un decidido apoyo a la línea de alta velocidad amenazada por ETA. Ambos partidos confrontarán textos abiertos con la idea de que el tronco del acuerdo se cierre en breve.