Al líder de los populares, Mariano Rajoy, le tocaba ayer visita a la Comunidad Valenciana y foto de respaldo a su presidente, Francisco Camps, imputado en el caso Gürtel . Se trataba de una confirmación pública de fe en el máximo responsable del Gobierno autonómico justo en la semana en la que este se ha visto obligado a declarar ante el juez para explicar qué tipo de relación mantenía con la trama de corrupción que salpica al PP. "Paco, estamos contigo y la historia será una historia feliz", sentenció Rajoy. El líder del PP auguró que el resultado electoral que se obtendrá en esta comunidad servirá para examinar la imagen pública de Camps y, si se cumplen las expectativas del partido, para aplacar definitivamente las críticas del adversario.

Y es que del propio Camps para abajo, todos creen en el PP valenciano que la victoria sobre los socialistas en esta región será holgadísima, aumentando sustancialmente la distancia que ya se dio en las últimas europeas. En conversación informal con periodistas, un destacado dirigente local del partido aseguró manejar sondeos que los sitúan a más de 12 puntos del PSOE. "Si las encuestas se hacen realidad, eso tendrá una lectura clara", añadió el citado dirigente, insinuando que así se salvaría a Camps ante la opinión pública y, de paso, se beneficiaría a un Rajoy volcado con el PP valenciano.

DAR LA CARA De hecho, estos son los primeros comicios en los que el presidente del partido tiene previsto visitar las tres provincias de la comunidad. ¿Con qué intención? En primer lugar, intentar transmitir que en los momentos difíciles da la cara por los suyos (al menos por aquellos que le ayudaron a seguir al frente del PP tras la derrota de las generales). Y, ateniéndose a sus sondeos internos, preparar el terreno para apuntarse como propio el resultado que se obtenga en esta comunidad, en pleno escándalo por corrupción.

No obstante, Rajoy es consciente de que para arrasar en Valencia necesita una gran movilización popular y apelar a la defensa frente al enemigo. Por eso, ayer aprovechó la coyuntura para lanzar una directriz a sus cargos: quiere que el PP se defienda de sus problemas con la justicia atacando a los socialistas y a "sus aledaños", a los que considera los "inquisidores del siglo XXI". Así, Rajoy busca deliberadamente un cierre de filas en el partido similar al que hubo ante las gallegas, sustituyendo las críticas al juez Baltasar Garzón por ataques al partido socialista.

"Los Torquemada del siglo XXI, y los hay en política y sus aledaños, que presumen de demócratas pero que demuestran mentalidad totalitaria, se van a llevar un berrinche el 7 de junio, porque vamos a ganar las elecciones", aseveró. Nunca hasta ayer el líder del PP había pronunciado unas palabras tan contundentes y directas sobre la imputación de Francisco Camps en el caso Gürtel .

Ante unos 5.000 simpatizantes que aguantaron estoicamente el intenso calor, Rajoy apuntó, sin mucha concreción, que el Grupo Popular europeo propondrá que las regiones con déficit de agua dispongan de las estructuras hídricas que precisen. El 2 de junio, Rajoy y Camps compartirán mitin en Valencia.