"Hoy hemos hecho política de vuelo gallináceo". Así se expresaba ayer un senador al término de la paradójica sesión parlamentaria. El resultado final es claro: el Senado vetó los presupuestos generales del Estado. Pero lo curioso es cómo se llegó a ese resultado. Nada menos que con el apoyo del PP al veto de ERC, solo 24 horas después de que los conservadores pidieran al PSC que rompiera el tripartito con los independentistas por la proclama --"¡Muera el Borbón!" -- del diputado Joan Tardà.

Los populares apoyaron a ERC, pese a que el senador republicano Carles Bonet hizo todo lo posible para que su propuesta no obtuviera el apoyo del PP. Bonet, que estaba en contra del veto de su partido, criticó la "dudosa utilidad del veto", que calificó de "fútil exhibición", ya que el Congreso lo levantará.

Los senadores que defendieron los cuatro vetos coincidieron a la hora de criticar que las cuentas públicas carecen de credibilidad porque la profundidad de la crisis las ha dejado desfasadas. Pero el PP esgrimió la política en sentido práctico. A su juicio, lo importante era que se rechazaran los presupuestos, independientemente de los argumentos de cada grupo. Cuando los socialistas recordaron a Pío García-Escudero las críticas de su partido a Tardà y a ERC, el portavoz popular no tuvo empacho en replicar que eso era "mezclar churras con merinas". La senadora del PP Alicia Sánchez-Camacho también aseguró que "no tiene nada que ver" denunciar a ERC y votar a favor del veto republicano.

VUELTA AL CONGRESO El PSOE y el Gobierno, por su parte, acusaron al PP de practicar el "todo vale" para desgastar al Ejecutivo. El veto del Senado anula las enmiendas introducidas en la Cámara alta. El proyecto vuelve ahora al Congreso, que deberá levantar el veto y aprobarlo la próxima semana. El Gobierno cuenta con los votos de PNV y BNG que, con los del PSOE, suman mayoría absoluta.