Ni escuchas ilegales, ni películas de espías, ni persecuciones orquestadas desde el Gobierno en connivencia con fiscales y policías. Los 85.000 nuevos parados con los que se despertó ayer el Ejecutivo marcaron el verdadero pistoletazo de salida del curso político tras las vacaciones de agosto, y devolvieron al PP al escenario más deseado por cualquier partido en la oposición: el de una crisis económica que sigue descontrolada y sin ofrecer indicios claros de recuperación.

Y aunque ayer otros dirigentes conservadores volvieron a referirse al culebrón del verano, Rajoy no desaprovechó el regalo, que coincidió con el retorno al trabajo del Comité Ejecutivo de su partido, y centró buena parte de su intervención en criticar la política económica de Zapatero, con una fijación especial en la anunciada subida de impuestos. Un tema especialmente sensible entre los votantes que, por ese motivo, vinculó a la estrategia electoral de los conservadores en los próximos meses de cara a convertir las elecciones catalanas del 2010 y las municipales y autonómicas del 2011 en la antesala del retorno a la Moncloa.

GRAVAR A LOS AHORRADORES El mejor ejemplo de esta táctica se vivirá el 27 de este mes en el velódromo de Dos Hermanas (Sevilla), uno de los principales feudos del PSOE, donde los populares han convocado un acto masivo que espera reunir a 20.000 personas "por el empleo y contra la subida de impuestos", según explicó el líder popular. Rajoy calificó de "disparatada" la decisión de "gravar a los ahorradores, pequeños y medianos empresarios, y a las familias", y aseguró que incrementar la presión fiscal "penalizará el consumo, el ahorro y la inversión" y, en consecuencia, "causará más paro". Como alternativa, propuso hacer todo lo contrario. Es decir, "centrarse en controlar el gasto público y bajar los impuestos para relanzar la economía".

Rajoy aprovechó los últimos movimientos erráticos del Gobierno para sembrar más dudas sobre su capacidad para salir de la crisis. "Es imposible que una política económica genere confianza con improvisación, declaraciones contradictorias y globos sonda", dijo. Y justificó sus críticas en los "fiascos" en temas como el diálogo social, la financiación autonómica, el debate sobre la energía nuclear, la lucha contra el aumento del déficit y la ayuda de 420 euros a los parados que han agotado el subsidio.

El líder conservador anunció otro acto en Segovia el 12 de septiembre para denunciar la "asfixia" económica de los ayuntamientos y concretó la ofensiva prevista en Cataluña en dos momentos. La proclamación el 19 de septiembre de Alicia Sánchez-Camacho como candidata a la presidencia de la Generalitat, y la celebración en Barcelona del 16 al 18 de octubre de la convención nacional del partido.