Las tropas españolas en el exterior solo pueden hacer uso de sus armas en defensa propia, algo que para el PP es "intolerable", según señaló ayer el portavoz del partido en materia de Defensa, Fernando López-Amor. Los populares solicitaron en el Congreso no solo que el Gobierno reconozca que el Ejército está "en guerra" en Afganistán sino que se modifiquen los protocolos de defensa de forma que los militares españoles desplegados en este país o en el Líbano puedan iniciar el ataque contra el enemigo, como por ejemplo células terroristas, sin esperar a ser atacados.

El PP hizo esta propuesta en la comisión de Defensa en la que compareció el ministro José Antonio Alonso para solicitar permiso para el envío de 52 militares más a Afganistán, que se ocuparán de instruir al Ejército afgano. Esta comparecencia estuvo marcada por el ataque talibán que el lunes acabó con la vida de dos militares e hirió a otros seis.

En este contexto, López-Amor señaló que es "inaceptable" que el Ejército español sea "el único de los 36 desplegados en Afganistán" con unas normas de intervención que fijan que solo se puede "responder a los ataques en defensa propia". Por eso pidió que se igualen las condiciones a las del resto. "No vayamos con peores equipamientos y protocolos", dijo, y puso como ejemplo que mientras otros utilizan carros de combate, España usa vehículos de carácter defensivo.

Para que las tropas españolas puedan dar cobertura a la OTAN en sus ataques a los talibanes es preciso que el Gobierno pida autorización al Parlamento. Por eso López-Amor solicitó a José Luis Rodríguez Zapatero que "reconozca" que las tropas están en guerra y pida al Congreso la "revalidación" del permiso, dado que los cometidos actuales de los soldados "sobrepasan" lo aprobado. El partido de Mariano Rajoy siempre ha defendido que en Afganistán hay una guerra para justificar que la intervención es similar a la de Irak.

MISIONES DIFERENTES Pero el ministro argumentó que ambas operaciones están en las antípodas porque la primera cuenta con el amparo de la ONU, que "se ocupa de defender los derechos humanos y no hacer la guerra". En cuanto a la petición de comparecencia de Zapatero, Alonso lo rechazó porque no se ha modificado el carácter de la misión. "En Afganistán no atacamos a nadie", señaló.

Pese a las críticas, el PP apoyó el envío de los 52 instructores, con un coste de 200.000 euros mensuales. Sólo IU rechazó el aumento del contingente y reclamó la retirada de tropas.