Al Partido Popular le da miedo el calendario. Después de la celebración del debate sobre el estado de la nación, la próxima semana, no faltará nada para que acabe la actividad en el Congreso de los Diputados y no habrá pleno en la Cámara baja hasta el 11 de septiembre.

Los conservadores están convencidos de que las elecciones legislativas se convocarán, a más tardar, a principios de enero y la inminencia preocupa a algunos diputados, que temen ver al PP sin tiempo para articular un discurso eficaz y atractivo para los ciudadanos. El de los famosos "problemas reales". Los estatutos de autonomía y la lucha contra ETA están metidos, por motivos distintos, en el congelador.

Los dos temas estrella que los populares han blandido contra José Luis Rodríguez Zapatero han sido la política antiterrorista y el modelo territorial del Estado. Pero el problema de centrarse en desgastar al Gobierno con dos cuestiones de ese calado, ha provocado un efecto colateral lógico. En palabras de algunos dirigentes destacados, se han "descuidado caramelos muy útiles para convencer a los ciudadanos de que se tiene una alternativa que ofrecer".

La política territorial en general y el Estatuto de Cataluña en particular, fue el primer "triunfo", pero el PP lo considera suficientemente amortizado. Aunque España sigue entera, la Carta catalana debe enfrentarse aún al juicio del Tribunal Constitucional. Y, ahora, cargar contra el pacto que dio origen al Gobierno catalán que preside José Montilla es una opción que ni se contempla.

PROCESO DE PAZ ETA ha roto su alto el fuego y el apoyo con reticencias brindado por Mariano Rajoy a Zapatero obliga a no salir en tromba a criticar la política antiterrorista, aunque no se ahorran exigencias de transparencia acerca de las pretéritas conversaciones supuestas entre representantes gubernamentales y etarras.

Ante la posibilidad de un atentado terrorista a corto plazo, se da por seguro que no le tocará otra alternativa al PP que salir "de la mano" con los socialistas, porque cualquier otra actitud "costaría cara". Educación y sanidad son las dos grandes áreas que se consideran desaprovechadas. Y aducen que es una "lástima" que no se haya vendido más y mejor el discurso de la igualdad entre las diferentes comunidades autónomas.

"No todo era el Estatut. El discurso, bien explicado a los padres, de que tienen derecho a que sus hijos cuenten con la mejor formación llega perfectamente a todos. Tanto a los que quieren educación para la ciudadanía como a los que no la quieren", explica un miembro del grupo parlamentario popular. "Y lo mismo ocurre con la atención sanitaria que tienen las comunidades más adelantadas".

Pero no es solo cuestión de temas. También de caras. Como en todos los partidos, en el PP hay especialistas, además de las tres de siempre (el triunvirato constituido por Mariano Rajoy, Angel Acebes y Eduardo Zaplana). Y para que los ciudadanos se den cuenta, hay que dejarles "triunfar más". Son los diputados especializados que preguntan en los plenos a los ministros y debaten en interminables comisiones llenas de argumentos que no aparecen en la televisión.

SIN OBSESIONES Rajoy les dijo en la última reunión que presidió en el Congreso: "Dedicaos a la oposición, que yo venderé la alternativa del PP". Y no todos se lo tomaron bien. "Ahora llegamos tarde, para abrir el abanico hay que hacerlo bien, poco a poco y durante muchos meses. Pero hay que cambiar esa sensación de que decimos siempre no por sistema y de que nos obsesionan dos cosas", explican.