Si Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Catalana --una de las entidades más beligerantes a favor del derecho a estudiar en castellano en Cataluña--, quisiera que su hijo recibiera todas las clases en español, su gozo no obtendría recompensa. Pero ni en Cataluña ni en cualquier otra comunidad que tenga una segunda lengua. Es decir, tampoco lo conseguiría en el País Vasco, Galicia, Baleares o la Comunidad Valenciana.

Concretamente en estas tres últimas autonomías se da una interesante circunstancia. El empleo del gallego y el catalán (o valenciano) como lengua vehicular de la enseñanza no universitaria ha sido promulgado o fortalecido por gobiernos del PP, partido que ha suscrito el manifiesto promovido por UPD, el partido de Rosa Díez, en defensa de la preeminencia del castellano al ser la "lengua común".

"Las lenguas cooficiales deben figurar en los planes de estudio de sus comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva", señala el manifiesto. En cambio, las leyes y los numerosos decretos implantados en las comunidades gallega, balear y valenciana repiten sin excepción que sus idiomas autóctonos son los vehículos de comunicación en las aulas, estableciendo en todos los casos cuotas e, incluso, una serie de asignaturas que deben impartirse en dichas lenguas.

TRES PROGRAMAS El caso más paradigmático es el de Valencia, donde el PP ha impulsado hasta tres programas educativos distintos, pero todos con presencia del valenciano. En Baleares y Galicia no gobierna el PP. Pero cuando Jaume Matas y Manuel Fraga eran sus presidentes, se responsabilizaron de que hoy por hoy los estudiantes reciban al menos la mitad de las clases en sus lenguas autonómicas, concretando también las materias que se cursarán en catalán o en gallego. Un hecho que chirría al lado de una premisa del manifiesto de UPD según la cual "las lenguas cooficiales no tienen el derecho a imponerse como prioritarias en la educación en detrimento del castellano".

COMUNIDAD VALENCIANA:

Creciente demanda de enseñar en valencianoLa ley de uso y enseñanza del valenciano cumplirá en breve sus 25 años de vida. Los alumnos están obligados a usar el valenciano y el castellano al finalizar la escolarización, pero la heterogénea realidad sociolingüística valenciana, con comarcas valenciano-parlantes; otras castellano-parlantes; otras donde se habla pero no se escribe el valenciano; y bastantes zonas donde el valenciano es un idioma desconocido, dificultó en el pasado el desarrollo de la norma. No obstante, en los últimos 12 años, siempre con gobiernos del PP, la enseñanza en valenciano se ha incrementado en un 180%.

La enseñanza en valenciano es obligatoria en los tres sistemas educativos a los que pueden acogerse los centros, dos de ellos de inmersión lingüística y otro de incorporación progresiva (PIP), en el que la lengua base del aprendizaje es el castellano y en el que el valenciano se va introduciendo hasta llegar a un mínimo de dos áreas no lingüísticas. Las estadísticas señalan que el 25% del alumnado elige de forma voluntaria el valenciano. El Programa de Enseñanza en Valenciano (PEV) va dirigido en primaria y secundaria a niños valenciano-parlantes, y en secundaria, a todos por igual. Se usa el valenciano como lengua vehicular para "aumentar la oportunidad de adquirir un dominio formal de la lengua que la sociedad no le facilita", según la consejería. El Programa de Inmersión Lingüística (PIL) está diseñado para los alumnos castellano-parlantes cuyas familias optan de manera voluntaria por el valenciano. El inicio escolar está diseñado en valenciano y el castellano se estudia como área y como "lengua de instrucción". GALICIA:

Fraga puso medio temario en gallegoLa primera ley de normalización lingüística de Galicia, que data de 1983, establecía objetivos genéricos orientados a "promover el uso progresivo del gallego en la enseñanza". Entre las medidas que adoptaba para ello figuraban cuestiones como "la obligatoriedad de estudiar gallego en todos los niveles educativos no universitarios" y el derecho de los niños de recibir "su primera enseñanza en gallego" si esta era su lengua materna. Sin embargo, no fijaba ninguna asignatura obligatoria en gallego. Aunque el gallego fue instalándose gracias al empuje de un sector del profesorado, la mayoría de los centros optaban por el castellano como lengua vehicular.

Unos 20 años después, el Gobierno de Manuel Fraga remodeló esta norma para hacerla más específica respecto del uso del gallego. Ahora, al menos el 50% de las clases en la enseñanza obligatoria deben impartirse en gallego. La llegada del Gobierno bipartito PSOE-BNG vino acompañada de un decreto por el que se regulaban las materias a impartir en gallego tanto en primaria como en secundaria y bachillerato.BALEARES:

Del decreto mínimo a la enseñanza trilingüeLos maestros han salido a defender un modelo educativo que empezó a avanzar hacia la normalización del uso del catalán en 1986, con la aprobación de la ley de normalización lingüística durante el Gobierno de Gabriel Cañellas (PP). Es contradictorio que el PP balear se adhiera a dicho manifiesto por el castellano cuando apostó en sus gobiernos por el uso del catalán como lengua vehicular de aprendizaje.

El artículo 22 de la ley de normalización lingüística dispone que el Gobierno balear debe "hacer realidad el empleo normal del catalán como vehículo usual en la enseñanza". Pero no fue hasta 1997 cuando Matas aprobó un decreto de mínimos que dictaba que el número de horas de catalán debía ser "como mínimo igual" al de castellano.

En el 2003, Matas aprobó un nuevo decreto, conocido como el del trilingüismo, que permitía distribuir las horas lectivas a partes iguales entre catalán, castellano y una lengua extranjera. Los centros podían impartir hasta un tercio del programa en catalán, otro en castellano y un tercero en lengua extranjera.

El actual Ejecutivo de Francesc Antich ha aprobado un decreto que deroga el trilingüismo, puesto que colisiona con el decreto de mínimos. Los datos son contundentes. El 90% de los centros públicos de Infantil y Primaria y un 68% de los de Secundaria imparten más de la mitad de las asignaturas en catalán.