Las tremendas acusaciones formuladas anteayer por la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, en las que denunció que el Gobierno ha implicado a jueces, fiscales, CNI y policías en una gran cacería contra la cúpula de la derecha española, no fueron --quedó claro ayer-- un mal calculado calentón verbal. La acusación de De Cospedal fue predicada ayer por todos los rincones de España por destacados dirigentes del PP sin matices o correcciones a la baja. ¿La consecuencia? Asociaciones de jueces y fiscales y sindicatos policiales exigieron al PP que aporte pruebas o rectifique de inmediato.

Tras la andanada de De Cospedal el jueves, ayer era esperada con especial interés la rueda de prensa programada de antemano del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Amaneció, pues, como el día del choque de trenes, pero, al final, el jefe del Ejecutivo optó por una muy contenida respuesta en la que se limitó a pedir "sentido de la responsabilidad" al PP. "Ellos --en alusión a sus principales rivales-- saben muy bien que afortunadamente tenemos una justicia que funciona conforme a los criterios del Estado de derecho". No fue una respuesta equivalente por su calibre a la acusación formulada, pero gracias a una frase final del presidente quedó claro que las espadas siguen en alto: "Deseo quedarme ahí".

RAJOY NO HABLA, FEIJOO ACUSA Zapatero aseguró que no ha hablado con Mariano Rajoy de la guerra de trincheras en la que PP y PSOE están convirtiendo el mes de agosto. "Creo que está de vacaciones y lógicamente respeto su descanso", dijo. Rajoy, que pasa unos días en Galicia, no medió en la disputa, pero con su silencio se puede decir que otorgó.

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