El PP se estrenó ayer en la primera Junta de Portavoces del nuevo periodo de sesiones del Congreso aprovechando su cupo de iniciativas para exigir que el primer pleno de la Cámara en el 2006 discuta la presunta "persecución" del castellano en Cataluña. Todos los grupos se mostraron en contra de las tesis del PP y apoyaron que el debate incluya una iniciativa socialista sobre la protección del pluralismo lingüístico. El PP se negó a aceptar la propuesta socialista de que se mezclasen los dos debates en el pleno, lo que suele ser habitual.

Los demás partidos, empezando por el PSOE, establecieron que la intención de los conservadores no era debatir la inmersión lingüística en las comunidades donde existe una lengua cooficial (Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Euskadi y Galicia), sino recrear una vieja polémica sobre la presunta persecución del castellano en Cataluña para entorpecer el debate sobre el Estatuto catalán, que se inicia la semana que viene en la ponencia.

Su pretensión fue vana. El PP se quedó solo y todos los partidos apoyaron que el martes se debatan, uno tras otro, los dos temas. El PSOE explicará que la Constitución protege a todas las lenguas cooficiales.