El PP se reconoce dispuesto a limar el tono antinacionalista del documento político que aprobará en su próximo congreso. De hecho, sus responsables --Alicia Sánchez-Camacho y José Manuel Soria, con ayuda de Ana Pastor y Miguel Arias Cañete-- están negociando ya con decenas de compromisarios enmendantes (en su mayoría de origen vasco) que piden, una vez que María San Gil ha decidido dejar el partido, que se suprima parte de su aportación a la misma.

De las más de 1.000 enmiendas que ha recibido esa ponencia, una parte reclama que se revisen críticas al nacionalismo como las recogidas en los artículos 83 y 84 del borrador, en cuya redacción se adivina la pluma de la dirigente vasca. "El PNV condena el terrorismo pero, al mismo tiempo, todos sus actos desmienten sus palabras. Su actitud en relación a la lucha antiterrorista es siempre obstruccionista. No se puede decir que el PNV es partidario del terrorismo de ETA, pero sí que no colabora en su derrota", dice el primero de los artículos citados. El segundo, habla del supuesto "contagio" que la actitud de los peneuvistas ha tenido sobre el resto de los nacionalistas para dar lugar a una "ofensiva" que busca "un proceso disgregador" de España. Ambos tienen posibilidades de ser modificados antes de votarse.

NEGOCIACION Ayer comenzó el proceso de negociación entre la dirección y los enmendantes. Ya se prevé complicado llegar a un acuerdo inminente con los que han presentado textos para evitar una apertura del partido en temas sociales o para impulsar una reforma constitucional.

Sin embargo, ya ha habido contactos con el exministro Francisco Alvarez-Cascos para abordar sus peticiones. Este se niega a una revisión de la definición ideológica del partido, y reclama, entre otras cosas, que se mantenga la que él mismo impulsó en el congreso de la refundación. Así, propone que se identifique al PP como una organización "popular y reformista, inspirada en los principios liberales y del humanismo cristiano".

Su enmienda le ha valido numerosas críticas, dado que algunos de sus compañeros de filas han echado en falta una mención al "centro reformista". Esos reproches no han gustado nada a Cascos. "Estamos en manos de un grupo de manipuladores, indocumentados e ignorantes", declaró a este diario para referirse a quienes le sitúan alejado del centro que defienden Rajoy o Ruiz-Gallardón. Según Cascos, no hace falta hablar de centrismo en la ponencia, porque ya se hace en los estatutos. Además, recalca que su intención es "unir" frente a los que actúan "con mala fe" y avisa de que defenderá sus enmiendas --esta y otra para evitar que el comité autonómico gane poder en el PP-- en el cónclave.