Mientras el líder del PP, Mariano Rajoy, está en Suiza y sigue sin pronunciarse, su número dos, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, desveló ayer cuál será la estrategia del partido para intentar salir indemne de la trama de corrupción que ha desarticulado el juez Baltasar Garzón.

Y la táctica de los populares no es otra que presentarse como víctimas de una operación del PSOE. La dirigente popular denunció que su partido está sufriendo una "campaña de acoso" orquestada por los socialistas que, según su visión, ante la proximidad de las elecciones gallegas y vascas, está utilizando al Ministerio del Interior y la Fiscalía Anticorrupción para debilitar al PP. Cospedal afirmó que no aceptan lecciones de un partido condenado por los GAL y el caso Filesa. "No vamos a consentir ni tolerar que se nos implique en ninguna campaña ilícita, de financiación ilegal o de corrupción, porque el PP no reconoce absolutamente, como partido, ninguna responsabilidad en los asuntos que están apareciendo estos días en diversos medios", proclamó en Madrid. Por su parte, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, defendió la honorabilidad de los populares, "un partido de militantes y dirigentes honrados, orgullosos e inconformistas", y desvinculó al PP de los implicados en la trama.