Un gol en propia puerta. Los jueces conservadores Roberto García Calvo y Jorge Rodríguez Zapata se quedaron ayer solos al ser rechazada su petición de dimisión de la presidenta del Tribunal Constitucional (TC), María Emilia Casas, por 10 votos a 2.

Los magistrados conservadores querían que la presidenta abandonara su cargo porque llevaba tres años en este puesto --que cumplió el pasado 15 de junio-- y querían sustituirla por un magistrado afín a su ideología. En estos momentos, el alto tribunal se encuentra inmerso en el debate sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña.

Sin embargo, esta cuestión se resolvió en un debate que tan solo duró una hora y media. En la sesión, que fue convocada por Casas --aunque no la obligaba la ley porque eran necesarias tres firmas--, se defendió la legalidad de la reciente reforma de la ley orgánica del Constitucional, que establece que el presidente y vicepresidente de la institución prorrogarán sus mandatos hasta que cesen como magistrados.

TRES AÑOS Esta norma ha sido hasta hoy una tradición que se ha cumplido puntualmente en la sede judicial, aunque la Constitución establece que la presidencia del Constitucional solo se podrá ejercer durante tres años.

La sesión de ayer reforzó la posición de Casas, que apoyó la legalidad de la reforma de la ley. Otros magistrados apoyaron su argumentación jurídica hasta el punto de que un sector se negó a que se votara la continuidad de la presidenta. Se votó y los conservadores se quedaron solos.

Así se cierra una estrategia de la derecha judicial, que quería hacerse con el poder en este tribunal para resolver con ventaja los recursos contra el Estatuto catalán. El texto ha sido recurrida por el PP, cinco comunidades autónomas y el Defensor del Pueblo. Los magistrados conservadores tienen la mayoría en la demanda del PP, pero en el resto hay un empate que resolverá el voto doble de la presidenta.