El pabellón de Ourense era un infierno. Chorreando sudor, José Luis Rodríguez Zapatero abandonó su toque angelical y entró a saco contra el Partido Popular. El jefe del Ejecutivo no se anduvo con rodeos. Acusó al Gobierno de Manuel Fraga de ejercer el poder con fórmulas caciquiles, de haber derrochado los millonarios fondos europeos que ha recibido en los últimos años y de desconocer la democracia. Y echó el resto contra el presidente del PP, Mariano Rajoy, al que acusó de tratar "de salvar su futuro político" con una nueva victoria de los populares en Galicia. "Rajoy no va a tapar su derrota del 14-M a costa de los gallegos", sentenció.

Zapatero se aferró a los datos que le ofrecen las encuestas internas del PSOE e hizo como si no creyera en los pronósticos oficiales del CIS, que vaticinaron el martes que el PP se quedará a dos escaños de revalidar su mayoría absoluta. Los socialistas, en cambio, tienen encuestas diarias que afirman que la distancia del PP con el poder es aún mayor y que la pugna con el PSOE roza cotas de empate.

LIBROS O URNAS A esas alturas, Zapatero ya había alertado a los jóvenes de que Fraga colocó las elecciones el 19-J "en plenos exámenes" con el ánimo de que los estudiantes se queden frente a los libros y no acudan a las urnas. A ellos se dirigió para llamarles a "suspender al Gobierno de la guerra, del Prestige , del decretazo, del recorte de becas y del caciquismo".

Rajoy, por su parte, aseguró ayer que los datos del CIS, que le sitúan a 4,6 puntos de Zapatero en intención de voto, le animan a seguir haciendo oposición en temas como el terrorismo.