El actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, no es solo amigo personal de Rajoy, sino uno de los populares que más oxígeno ha logrado darle en tan peculiar legislatura, gracias a su reciente victoria en Galicia. Tanto el líder del PP como su barón gallego saben, de sobra, que los críticos del partido esperaban una derrota en esta comunidad para intentar un asalto a la dirección popular. Pero Núñez Feijóo venció por mayoría absoluta a la alianza de socialistas y nacionalistas y, además de un cambio en el Gobierno, logró estabilidad en el seno de su partido.

El nuevo presidente de la Xunta, considerado uno de los moderados del PP, ha ido mostrando las uñas en temas como la financiación autonómica y, aunque va perdiendo su halo de político suave, gana fuerza en su partido. Tanta, que es uno de los pocos presidentes autonómicos que se ha permitido marcar distancias con el presidente Camps, salpicado por las sospechas de financiación ilegal.

"Que cada palo aguante su vela", dijo Feijóo cuando se le preguntó qué creía que debía hacer el presidente valenciano para atajar el caso Gürtel . Así, el gallego parece haberse colocado en esa línea discrepante que, ayer mismo, en el seno del comité ejecutivo del PP, trazó Manuel Fraga, presidente de la Xunta antes que él. Ni Fraga ni Feijóo ponen la mano en el fuego.