El viernes, cuando Arnaldo Otegi leyó en público su carta abierta a Zapatero, el escrito llevaba ya unas cuantas horas en la Moncloa. De hecho, el presidente del Gobierno informó esa misma tarde al líder del PP, Mariano Rajoy, de la existencia de esa oferta de paz y de algunas de las circunstancias que han rodeado su elaboración, según informaron fuentes conocedoras de la conversación que ambos mantuvieron en la Moncloa.

A la salida del encuentro, tanto Rajoy como la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, respondieron a la carta del portavoz aberzale por separado, pero empleando términos prácticamente idénticos: "Lo que tiene que hacer Batasuna es condenar la violencia, y ETA, dejar las armas. Entonces estaremos ante un escenario diferente".

Fuentes populares informaron de que Rajoy salió de la Moncloa muy satisfecho. Pero no sólo por haber acordado con Zapatero la creación de un cauce estable de diálogo sobre las reformas territoriales, sino también por la información que el presidente le había brindado.

A su vez, fuentes del Gobierno interpretaron que la suspensión temporal de las hostilidades entre Rajoy y Zapatero guarda relación con la gravedad del desafío soberanista de Ibarretxe, y con la convicción de que se ha abierto una oportunidad para la paz en el País Vasco.