Hamed Abderramán Ahmed, el ceutí que estuvo preso dos años en la base militar de Guantánamo, negó ayer en la Audiencia Nacional haber practicado la llamada guerra santa y pertenecer a Al Qaeda. En la vista compareció el presunto jefe de la célula española de la red de Bin Laden, Iman Eddin Barakat, alias Abú Dahdah, que negó conocer al ceutí, aunque admitió que podía haber estado en su casa en el verano del 2001.

El supuesto talibán ceutí se negó a contestar a las preguntas del fiscal, que le imputa un delito de integración en organización terrorista, por el que pide nueve años de prisión. Abderramán relató sus peripecias desde que dejó su ciudad --"por las drogas y la delincuencia"-- y viajó a Afganistán "para saber de religión y de cultura islámica".

Cuando estaba en ese país ocurrió el 11-S. El 21 de septiembre salió de Afganistán "para no morir". Y se trasladó a Pakistán, donde fue detenido a finales de año. Después, fue trasladado a la base militar de Guantánamo en un avión "con la cabeza tapada, un mono de color azul y con las manos en la espalda". Aseguró que en Guantánamo "casi" perdió la vista y admitió conocer a algunos miembros de Al Qaeda, pero que lo confesó "por las torturas".