Desolación. Así define la alcaldesa de Fuente del Arco (Badajoz), María del Carmen Domínguez, la sensación general de los vecinos del pueblo en el funeral del joven soldado de 18 años, Jonathan Galea García, fallecido en el sur del Líbano.

Pasadas las 8.30 de la tarde de ayer, decretado día de luto oficila, llegó el féretro con los restos mortales del joven, vecino de Algete (Madrid), a la Iglesia Nuestra Señora de Asunción del municipio, del que proceden sus padres, acompañado de un autobús con militares. Tras la llegada se ofició una misa, a la que asistió la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira y autoridades militares, además de "todos los vecinos que han querido despedir a Jonathan", según Domínguez.

Tras la misa, oficiada por el Vicario de la Diócesis de Badajoz y dos párrocos de la localidad, todos los presentes acompañaron al féretro hasta el cementerio municipal donde se le han rendido honores al fallecido. "Es un gran orgullo para todos los vecinos que la familia haya querido enterrar en el pueblo al joven que murió en misión de paz", lamenta Domínguez, que agradece a este municipio, de cerca de 700 habitantes, las muestras de respeto ante dolor de la familia, la cual se encuentra "muy afectada y agotada". Tras el sepelio uno de los párrocos dió el pésame a los familiares en nombre de todo el pueblo.

Asimismo, Domínguez añadió que Jonathan era un chico agradable, extrovertido y muy querido en el pueblo, al que acudía en vacaciones y en el que residen sus familiares y amigos.

EN BUSCA DE LA PAZ Los seis fallecidos "han entregado su vida por un mundo necesitado de paz. Fueron grandes, fuertes y murieron como valientes. No supieron vivir de otra manera". Estas son algunas de las frases con las que ayer se describió a los militares que el pasado domingo fallecieron en el atentado en el Líbano. Los príncipes de Asturias, que presidieron el funeral, previamente abrazaron, escucharon y ofrecieron todo su apoyo a las familias de los jóvenes.

Con el uniforme de comandante del Ejército de Tierra, Felipe presidió por primera vez una ceremonia fúnebre militar, ya que los Reyes están de viaje oficial en China, al igual que Letizia, que participó por primera vez en un acto público desde que dio a luz a su segunda hija. Además, participaron en el homenaje, que se celebró en la Base Príncipe de la Brigada Paracaidista en la población madrileña de Paracuellos del Jarama, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; varios ministros; los presidentes de los tribunales Constitucional y Supremo, María Emilia Casas y Francisco José Hernando, respectivamente; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entre otros.

UNA CANCION Uno de los momentos más emotivos fue cuando los compañeros de los militares portaron sus féretros y entonaron la canción La muerte no es un final, así como cuando el Príncipe colocó sobre los ataúdes la Medalla al Mérito Militar con distintivo amarillo, concedida a título póstumo.

Al finalizar el funeral, la madre de un paracaidista desplegado en el Líbano pidió a Zapatero que dote de más medios de seguridad a las tropas. "Esos muchachos no pueden ir sin protección", dijó en referencia a que los blindados no tenían inhibidores. Además gritó "viva Esperanza Aguirre" mientras Zapatero y María Teresa Fernández de la Vega intentaban consolarla.