La Eurocámara ha emprendido una activa defensa de los derechos individuales de los ciudadanos frente a la actitud de una Comisión Europea alineada con la antigua Administración estadounidense de George Bush y obsesionada con maximizar los controles policiales y las restricciones en los aeropuertos con la justificación de la prevención del terrorismo.

Después de imponer la entrega de los datos privados de los europeos a EEUU, normas secretas sobre el equipaje de mano y restricciones en el transporte de líquidos en los aviones, el Ejecutivo comunitario intentó en el 2008 autorizar y fomentar el uso de escáneres corporales que desnudaban al pasajero en los aeropuertos.

La Comisión Europea quiso colar esta medida de forma clandestina a través de los comités técnicos del Consejo de Ministros de la UE para impedir un debate público, sin haber siquiera realizado la más mínima consulta sobre el impacto negativo para la salud de las personas de la exposición reiterada a esos potentes aparatos.

Al descubrirse los planes secretos, los eurodiputados se movilizaron y el pleno del Parlamento Europeo rechazó el 23 de octubre del 2008 por una amplísima mayoría que se promueva ese tipo de aparatos, que ofrecen una imagen muy precisa del cuerpo desnudo del pasajero.

En otros casos, ni siquiera la vía judicial pudo frenar medidas de seguridad controvertidas, como la entrega de los datos personales a Estados Unidos (incluido el número de tarjeta de crédito y el correo electrónico) de los europeos que viajan al país.

LIQUIDOS A BORDO Además, los eurodiputados han denunciado con insistencia lo absurdo de las normas sobre la restricción de subir líquidos a bordo de los aviones, lo que acabó forzando a la Comisión Europea a hacer público el reglamento secreto sobre los objetos prohibidos.