Los escándalos urbanísticos que salpican el territorio valenciano tuvieron ayer la respuesta de miles de ciudadanos que recorrieron los centros de Valencia, Castellón y Alicante para exigir el freno a la construcción indiscriminada. Convocadas por Compromís pel Territori, las marchas fueron un mosaico de afectados por numerosos planes que prevén la edificación de 750.000 viviendas, más de cien campos de golf, carreteras y vertederos.

La plataforma denunció que, si se llevan todos a cabo, supondrán un aumento de población del 40% (2,5 millones de habitantes) "insostenible para el medio ambiente y el equilibrio social y cultural". Su portavoz, Vicent Torres, reclamó una "moratoria, que no significa el cese total de las obras, sino de los proyectos desmesurados". Torres recordó que hay pueblos donde se podrían producir aumentos demográficos de hasta el 4.000%.

NORMATIVA EUROPEA Los manifestantes reivindicaron una política urbanística sin recalificaciones masivas de suelo y la reforma de las leyes para adecuarlas a las exigencias de la Unión Europea.