Ningún dirigente del PNV valoró ayer la "amenaza democrática" que el domingo formuló la presidenta de Eusko Alkartasuna (EA), Begoña Errazti, al defender la "desobediencia" en el caso de que el Estado vete la consulta que promoverá el Gobierno vasco. Fue el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) el que pidió al propio lendakari, Juan José Ibarretxe, que "desautorice" el "irresponsable" pronunciamiento de Errazti.

El portavoz del PSE, Rodolfo Ares, censuró con rotundidad la "deriva radical" de EA y aseguró que el discurso de su presidenta "no es homologable" con el ejercicio de la política "en ningun país civilizado". Ares advirtió a Errazti de que puede resultar "peligroso" llamar a la insumisión contra el Estado porque muchos vascos podrían empezar por desobedecer al Gobierno de Ibarretxe en el que EA dirige los departamentos de Educación, Justicia y Empleo y Medio Ambiente.

También el delegado del Gobierno en Euskadi, Paulino Luesma, reprochó a Errazti su propuesta y situó su mensaje en la "disputa" por el voto aberzale. Ezker Batua (EB), socio de EA en el Ejecutivo, se desmarcó del mensaje de Errazti y adujo que el tripartito no puede "situarse en el extremo". Por su parte, el parlamentario del PP Santiago Abascal llegó a proponer la suspensión de la autonomía si el Gobierno vasco optara por la desobediencia.

El PNV no entró a la refriega, aunque está reciente la polémica que generó Josu Jon Imaz cuando en agosto cuestionó las iniciativas que proponen la desobediencia. En un artículo polémico, emplazó a quienes defienden esa vía a explicar cómo piensan llevarla a cabo.